pamplona - Luisa Garrido Hernández es una cara amable. Desde hace ocho años vende cupones de la ONCE en el puesto instalado en la entrada principal del centro comercial La Morea, y recientemente ha sido elegida como mejor vendedora de Navarra del 2019. Aunque la decisión se ha hecho pública ahora, tuvo conocimiento de premio hace ya casi dos meses. "Me llamó Valentín Fortún (delegado) y me lo contó, pero fue en la comida del Día de Santa Lucía, donde nos juntamos más de trescientas personas, y se hizo público para todo el mundo", expresa.

El premio es para ella "un reconocimiento muy grande al trabajo que realizamos, que te motiva aún más para esforzarte y seguir". La gala de entrega de los galardones para todas las Delegaciones Territoriales del Estado tuvo lugar recientemente en el hotel Ilunion Pío XII de Madrid, perteneciente al Grupo Social ONCE. Recibió un diploma conmemorativo y un fin de semana junto a los premiados del resto de comunidades autónomas.

Este reconocimiento es para Luisa Garrido una gratificación que no responde tan sólo a un motivo sino que radica en el "esfuerzo y empatía con los clientes", a la combinación de un conjunto de razones.

Garrido, nacida en Jaén pero venida a Navarra con corta edad, ha pasado casi desde sus inicios en 2012 como vendedora en el centro comercial. "Empecé en la Milagrosa, pero a los seis meses ya vine aquí", explica la premiada. Del barrio se llevó también varios clientes que siguieron acercándose a su nueva ubicación. "De vez en cuando venía una mujer de 94 años a la que le traía su hija a comprar lo que a ella le apetecía, pero esa señora me empezó comprando en la Milagrosa", expresa Garrido, mientras atiende a clientes habituales y nuevos. En su ubicación actual le visitan clientes de todo tipo. "La gente que viene aquí es gente como tú o como yo, sencilla, trabajadora, que incluso muchas veces, estando apurada, te compran el cupón y eso es muy de agradecer", expresa emocionada.

De todas las personas que han pasado por su mostrador, cuenta Garrido, con uno ha creado una relación particular. "Y eso que no empezamos con el mejor pie, pero ahora de vez en cuando me trae cosas de la huerta", reconoce.

Llegar a la ONCE ha sido una suerte, dice Garrido. "Estoy muy agradecida a las personas que apostaron por mí para este trabajo", refleja la vendedora.

Pero para llegar su trabajo cada día precisa de la colaboración de su familia. "Vivo en Undiano y cada día necesito que mi marido o mi hija me traigan y me lleven, nos vamos apañando", expresa Garrido.

En estos ocho años, reconoce, no ha repartido premios de grandes sorteos. Pero sí ha dado cantidades de 1.000 y 750 euros, y ha notado el agradecimiento de las personas a las que repartió suerte. "Mi ilusión repartir un premio grande antes de jubilarme".