lgunos venden un pelín más y la mayoría un bastante menos, pero todos levantan la persiana por las mañanas pese a la amenaza de un bicho invisible que ya se ha cobrado más de 30 vidas solo en Navarra. En tiempos de miedo, incertidumbre y confinamiento, libreros y quiosqueros despachan información y entretenimiento. Productos de primera necesidad según el Real Decreto por el que se declara el estado de alarma ante el coronavirus. Excepciones al "quédate en casa" que el gremio también entiende "como un servicio público. Las ventas, por lógica, van a ir a menos, pero tenemos que seguir dando un servicio de primera necesidad", dice Juan Carlos Luquin, presidente de Alicoprena, la Asociación de Librerías y del Comercio de Prensa y Revistas de Navarra. Un sector que ya sufría antes del coronavirus capea día tras día y como puede el temporal.

Información y cuarentena

¿Más demanda?

Luquin regenta una librería con su apellido en la calle San Francisco. "En prensa se vende incluso un poco más. Sobre todo los fines de semana", dice. "Ha bajado algo. Viene gente fiel, los de siempre del barrio", opina Carmelo Buttini, al frente de la Casa del Libro de Estafeta con su hermano Fermín. Ya no hacen el reparto a los bares y han perdido "a mucha gente de paso que antes compraba y ahora no. Eso se nota mucho". Koldo Garro tiene 62 años y desde los 18 vende prensa y revistas en el quiosco de la calle Zubiarte de Huarte que llevaron sus padres. "Me compra gente mayor, y muchos estos días no salen de casa. La venta ha bajado". Antes despachaba unos 15 DIARIO DE NOTICIAS. Ahora diez. Y sin noticias de clientela joven. Koldo hace con las manos el gesto de escribir sobre un teclado. "Todo Internet, la gente joven ya de periódico nada".

La librería de Nerea Reta lleva 43 años dando guerra en la calle Esquíroz. La abrió su padre y desde hace 14 años ella lleva las riendas. Se ha puesto de acuerdo con otras librerías y abren de mañana. A la tarde, a casa "por respeto a otros comercios y por supuesto a compañeros libreros que no tienen prensa y no abren. Así se cubre el servicio, porque la prensa es un bien de primera necesidad, y a la tarde ni nos exponemos ni exponemos al coronavirus". Con el negocio ella lo tiene claro: "la cosa está parada. La gente sale poquito, y lo sustancial para vivir es el alimento y la medicina. Los clientes habituales y suscriptores sí siguen viniendo, pero el que era más ocasional, no". "Es un barrio de personas mayores, y creo que conforme va aumentando el temor aumenta también el confinamiento. Se vende algo de prensa y revistas, pero es un goteo", asegura.

¿Información o entretenimiento?

Cómo matar el rato

"La gente está viendo los periódicos hoy en día como un medio de transmisión de información fiable. Con las redes sociales recibimos tantas informaciones que cualquiera que se ponga una bata blanca parece médico. Vosotros contrastáis la información, y la gente os ve como un medio de información básico y también como un lugar para estar entretenido. Antes no se leía por falta de tiempo, ahora la gente sí lo lee", estima Juan Carlos sobre el papel de la prensa y lo que quiere el cliente. "Y la modificación para meter más entretenimiento a la gente también le viene muy bien", añade.

Para Nerea manda sin duda la búsqueda de entretenimiento. "Hay tal saturación en los medios audiovisuales, en Internet y en los móviles... La gente viene sobre todo a por pasatiempos y a cubrir las tareas de los críos. Sí tengo fotocopias y algo de papelería porque, claro, los chavales están en casa". En el quiosco de Huarte también gana el entretenimiento. La prensa baja pero "revistas estos días si se está notando, se vende algo más el cotilleo. Al no salir de casa así se entretienen", dice Koldo. Más de lo mismo sucede en la Casa del Libro: "la gente demanda entretenimiento; te compran el periódico, pasatiempos, puzzles, algún juego de mesa y pinturas para los críos", explica Buttini.

Barra de pan y periódico

Cafetería y tienda

Óscar Sada está al frente de la librería Zazpi en la calle Miravalles de la Txantrea que antes regentaban sus aitas. En realidad es "una tienda como las de pueblo, con pan, periódicos...". Aunque la cosa va por días, Sada sí nota que "ahora se compra más prensa que antes. La gente necesita información. Por ejemplo, antes solían traer unos 35 ejemplares de DIARIO DE NOTICIAS, y ahora venderemos unos diez más. Es que en la vida cotidiana, ¿para qué te compras un periódico si no te da la vida para leerlo? Y ahora hay mucha gente que tiene todo el día libre...", considera.

Los hermanos Patricia y Fermín Vidales, junto con la mujer de Fermín Hava, siguen madrugando para abrir a as 6.00 horas la Cafetería Aroma de la calle Ermitagaña. Con el bar clausurado y "una especie de supermercado de barrio. Porque como pagamos el IAE de absolutamente todo, tenía algunas cosas de alimentación y ahora tengo huevos, cola-cao...". Sobre todo venden "mucha prensa, revistas del corazón y crucigramas". Y aunque ha perdido a la gente de paso y clientes de las fábricas, por ejemplo, entre la clientela de barrio "el que habitualmente pide pan y no se lleva el periódico, ahora sí, porque va a tener más tiempo y estar todo el día en casa". Fermín opina que la gente "pide información, aunque llega un momento en el que estamos un poco saturados, todo coronavirus, coronavirus... Y con DIARIO DE NOTICIAS, y me lo han dicho muchos clientes, agradecen muchísimo los pasatiempos".

Expuestos al COVID-19

Salir a flote

"Para mí es un día igual, es rutina. No abro por la tarde porque no merece la pena, pero por lo demás, lo mismo", explica Koldo. No se le ve muy preocupado por el virus. "No piensas en ello porque si lo pensara me quedaría en casa", opina Buttini sobre su exposición diaria al COVID-19. Sí piensa, y mucho, "en lo que va a venir después... creo que el pequeño comercio va a acabar machacado por completo, va a ser un problemón muy gordo". En cualquier caso, anima "a todos los quiosqueros, la gente de los hospitales, los que están en primera línea... hay que capear el temporal entre todos y aguantar. ¿Qué vas a hacer?". Cuando Óscar salía de la tienda se echaba a llorar "del panorama que veía. Me daba un bajón tremendo, y yo soy una persona muy alegre". Pero desde hace unos días ha decidido "que no voy a sufrir más con esta historia, le voy a dar la voltereta. Me voy a inventar la vida más feliz para los demás y para mí". Y ahora pone un altavoz con rancheras "para los abuelillos. Le damos vidilla y nos reímos de nuestras miserias". Juan Carlos dice que "las librerías de Navarra vamos a seguir al pie del cañón. Cada uno con sus horarios y limitaciones, pero la prensa va a seguir llegando, eso está garantizado". Y Nerea tiene la esperanza de que cuando superemos esta catástrofe "la gente se de cuenta de que las tiendas de barrio vamos a estar siempre ahí, que el comercio minoritario hace barrio, da vida y ayuda a la economía".

La crisis de la prensa. El pasado lunes, cuatro asociaciones de editores de prensa y publicaciones periódicas -agrupan a 260 grupos editoriales que editan 1.500 cabeceras- presentaron al Gobierno una propuesta de Plan de Choque de Ayudas para "frenar el descalabro económico y social" que la crisis del COVID-19 está provocando en el sector. Cifran en hasta 250 millones de euros la caída de ingresos de sus asociados en 2020.

"Conforme aumenta el miedo crece el confinamien-to. Se vende algo, pero es un goteo"

Librería y papelería Nerea

"La gente ve los periódicos hoy día como un medio de transmisión de informa-ción fiable"

Librería y papelería Luquin

"A mí me compra la gente mayor, y muchos no salen de casa. La venta ha bajado"

Quiosco calle Zubiarte de Huarte

"El pequeño comercio va a acabar machacado por completo, es un problemón"

La Casa del Libro

"El que habitualmen-te pide pan y no se lleva el periódico, ahora sí; tiene más tiempo"

Cafetería Aroma

"Ahora se compra más prensa que antes, la gente necesita información"

Librería Zazpi