- Los 65 años de ahora no son con como los de antes, eso está claro. Hay a quien le cunden mucho, también los 75 y hasta los 80. Población de riesgo, dicen, pero con grandes propósitos y muchas ganas de hacer cosas, aunque en tiempos de confinamiento no les quede más remedio que quedarse en casa. Mariano Carro, vecino de la Txantrea de 79 años -el próximo mayo cumplirá los 80-, es presidente del Club de Jubilados Auzotegi de su barrio, que se fundó hace ya casi medio siglo. La entidad cuenta con unos 130 socios y cada vez son más: este año se han sumado unos 40, "la mayoría mujeres".

Hasta que llegó el bicho desarrollaban su actividad en el centro Convive Santesteban, donde se promociona la salud, la inclusión y la participación de este colectivo en la comunidad con actividades destinadas a potenciar la actividad física, mental y emocional. Ahora la persiana está bajada pero los promotores del centro -Fundación Caja Navarra y Fundación La Caixa- han ideado la manera de no cesar su actividad para seguir prestando servicio y atención a las personas mayores del barrio.

A través de la iniciativa Nos quedamos en casa, mayores en positivo realizan llamadas periódicamente para preguntar por el estado de salud de los usuarios, conocer sus necesidades más prácticas -cómo hacen la compra o si pueden ir a la farmacia- y sus inquietudes en este periodo de cuarentena. No están, pero se les siente. "Nosotros estamos encantados, es una buena idea. Es un personal de diez, y porque no se les puede poner más nota. Se preocupan, la gente está muy contenta. Es una llamadica pero es necesaria, así estamos en contacto", explica Carro. Envían, a través de WhatsApp, material audiovisual seleccionado para que la estancia prolongada en casa sea "más activa y saludable", además de ofrecer información y asesoramiento.

Él vive solo y durante estos días ha aprovechado para releer algún libro y sacar "dos raticos, aunque poco tiempo" a su perra Bimba, uno de los pocos momentos en los que sale a la calle. Su hija le suele llevar algo de compra, "tengo la nevera tope", agradece. "Es una situación rara, nosotros tenemos que vivirlo con precaución", valora.

Se pone a disposición de quienes lo necesiten el correo electrónico santesteban@fundacioncajanavarra.es y el teléfono 690244370 para atender las llamadas oportunas, una iniciativa en coordinación con la Unidad de Barrio, el Centro de Salud y agentes sociales para que con el trabajo en red estas personas se puedan sentir mejor acompañadas.

"Solemos hacer baile, gimnasia, talleres de memoria o de manualidades y hasta de informática, al centro viene mucha gente, incluso se queda pequeño", dice Carro. Son un colectivo cada vez más activo, "nos gusta ir al monte, a las sociedades, hacer deporte... Queremos que se apunte también gente algo más joven", propone. Se han quedado sin el bingo de los viernes, sin viajes programados y sin muchas actividades que esperan retomar pronto. "Íbamos a reunirnos por primera vez los cuatro clubes del barrio para organizar algo para las fiestas, pero de momento no hemos podido", lamenta.

El centro se inauguró en septiembre de 2019 y dicen los promotores que "se ha convertido en un punto de encuentro abierto a toda la comunidad del barrio, que se va construyendo con la participación de todos". Un servicio que, en plena crisis sanitaria, sigue dando respuesta a las necesidades de los mayores aunque sea de manera telemática. A través de la red, de las tecnologías, pero cubriendo todo aquello que necesiten.