una madre hay que querer... más que a nadie en este mundo": Con esta jota interpretada con fuerza y sentimiento y una voz que no temblaba ni por asomo desafiaba ayer Vicenta Irurita Latasa el confinamiento, la pandemia y la vejez. Sus 104 años no pasaron desapercibidos en el barrio y ella respondió al sentido homenaje derrochando cariño y buen humor. Antes de la una del mediodía los balcones de la calle Zuasti de la Txantrea se engalanaron para la ocasión. Globos, dibujos de colores con felicitaciones y un txistu daban la bienvenida a esta mujer que hace apenas un mes bajaba a diario al bar Ona a cantar unas jotas entre amigos. Asomada ayer a la ventana de su casa con una mirada entre el orgullo y la emoción se convirtió en la diosa del olimpo, la reina de una ciudad -ayer domingo- tan vacía como fantasmagórica. ¿Cómo se encuentra? "Más jodida que el arroz por no poder salir... Aquí estamos pasando el rato, divirtiéndome con los vecinos... Con este tiempo que está revuelto no se puede salir, dicen que no es seguro, no me dejan", señalaba la centenaria que, consciente o inconsciente, atribuye al mal tiempo el confinamiento, daba cuenta su hija Begoña Armendáriz. "El humor no hay que perder. Contenta estoy. Se puede estar peor. Hemos trabajado todo la vida y ahora toca pasar el rato y un poco de juerga", relataba la protagonista que tiene tres hijos y dos nietos. "Ella está acostumbrada a salir a la calle. Tiene amigos en el bar Ona y en el Sorgiñe, Jesús y Perico, y salía todas las tardes... Ahora se le nota un poco más triste. Ella sabe que hay un virus pero habla del mal tiempo, de que no levantan las nubes", subraya su hija que asegura que su madre "siempre dice que ella no se queja de vicio cuando algo le duele". Seguramente está esperando a que salga el sol como todos.

"Es una mujer que vive el momento, apenas habla del pasado, le gusta estar con la gente y le conoce todo el barrio. Es todo cariño y espontaneidad. Le gusta abrazar y sentir cerca a la gente. Es un encanto", relata su hija que vive con ella mientras su madre escucha las jotas de su vecina Gloria, que cumplió hace poco 90 años. El hermano de Vicenta murió con 101 años el año pasado. Ella viene de una familia de siete hermanos y la vida no fue un camino fácil. "El cumpleaños de mi madre siempre lo hemos celebrado a lo grande. Venía la familia, los amigos, nos hemos juntado hasta cuarenta. Hoy hemos vuelto a ver lo mucho que la quieren y ella no se pierde momento", relata.

Vicenta lleva una vida tranquila, como ella misma reconoce, "me fallan algo las piernas". Siempre ha tenido una salud de hierro, este invierno se cogió un catarro. Nada más. Nacida en Muru-Astráin, se crió en el pueblo antiguo de Cizur, vivió en La Milagrosa (en el barrio del Mochuelo) y llegó a la Txantrea en los años cincuenta cuando no había casas en el barrio. Trabajó en Argal, en el Casino Eslava y en una casa de maestras del "Paseo Valencia". Además de ser una mujer muy conocida en su barrio, cantar le ha dado además visibilidad en las redes sociales. Sus vídeos entonando joticas en Sanfermines suman más de 10.000 visitas en YouTube. Su madre se hizo famosa en Facebook los Sanfermines del año pasado. En plena calle Mayor se arrancó a cantar una jota. "Y en San Fermín txikito hizo lo mismo en Navarrería, pero con los miembros del grupo de jotas de Irabia y subida a un escenario. Después, todo el mundo aplaudiendo", subraya.

En el barrio también le conocen por los viajes que se organizaban en autobús con Autocares Oroz y que ella se encargó de organizar durante más de 20 años, y con los recorrió más de medio mundo. El único paréntesis en su vida fueron los siete años que no salió de casa para que no la vieran en silla de ruedas y, después, ya con cien, le bajaron a aupas para celebrar las fiestas de la Txan. Ahora quiere salir todos los años. La Asociación de Comerciantes y Hosteleros de la Txantrea la nombró Clienta Mayor. En el vídeo que se difundió ayer Vicenta daba las gracias a los vecinos. "Os quiero mucho. Buen día para todos". Sin monsergas ni dobleces.

"El humor no hay que perder. Hemos trabajado toda la vida, ahora a disfrutar"

Centenaria