- En el bar Gaucho trabajan 17 personas y contratan a 6 más para Sanfermines. Los primeros están de ERTE y para los segundos no habrá faena este año. Este es el panorama al que se enfrenta Jesús María Ansa, dueño del establecimiento, y otros muchos hosteleros de la ciudad que han visto desaparecer por culpa de la pandemia el colchón financiero que suponía para sus cuentas anuales la llegada de miles de turistas entre el 6 y el 14 de julio. "Aunque estaba asumido, ha sido un palo porque nos suponía el alivio para el resto del año. Habrá que ver en qué situación estamos en julio, pero es necesario que se tomen medidas porque sino se va perder mucho empleo".

En su opinión, la posibilidad de que el Ayuntamiento autorice instalar nuevas terrazas para compensar el espacio que van a perder en los interiores por las medidas de distanciamiento que deberán adoptar puede ser una buena medida para reducir la sangría económica y laboral que va a dejar la crisis sanitaria. "Para muchos locales, sobre todo en el Casco Viejo donde no son muy grandes, puede ser la única forma de que sigan abiertos y mantengan a los trabajadores, igual no a todos, pero al menos a una parte".

A expensas de la evolución que presente la extensión del coronavirus, Ansa se muestra confiado en que el confinamiento haya acabado para principios de julio y que los pamploneses puedan disfrutar como se pueda del día 6. "Sería muy bonito que la gente pudiera venir a tomar el vermut vestida de blanco y que habría algún detalle, como música, para que se mantenga algo de lo que debía haber sido, pero todo dependerá de cómo estén las cosas".