yer, 11 de julio, el primer sábado de la semana de no Sanfermines, la estación de buses se presentaba medio vacía. Todos los años el recinto acostumbraba a verse repleto de turistas que venían a disfrutar del fin de semana de las fiestas. Los que nunca fallaban eran los franceses, quienes aprovechando su fiesta nacional el 14 de julio, pasaban unos días en Pamplona. Sin embargo, los buses procedentes del país vecino brillaron por su ausencia.

“De normal solemos recibir 7 u 8 autobuses de Francia los sábados de Sanfermines, pero este año solo esperamos uno que llega de Bayona por la noche. Es normal, porque estos trayectos son discrecionales y no están permitidos, solo se hacen los regulares” comentaba el vigilante.

En el parque comercial de la estación los negocios también acusan este parón: no hay turistas y, por lo tanto, las ventas caen en picado. En el bar solo se veían un par de mesas ocupadas. El responsable del establecimiento decía que esta semana no solo no le ha beneficiado sino que el negocio ha ido peor: “no hay nada de turismo. En estos no Sanfermines no solamente no hemos subido, sino que, desde el día 6, hemos bajado”. Sin embargo, se mostraba optimista sobre el verano y pronosticaba que a partir del 14 el trabajo iría a mejor.

El resto de comercios también se han visto perjudicados por la suspensión de las fiestas. En la Vieja Estación, la tienda de chuches, apenas han recibido clientela durante estos días y mucho menos extranjeros.

A las 14:15 salía un autobús a San Jean de Pied de Port con algunos pasajeros. Pero nada de turismo, todos iban a la localidad francesa a comenzar el Camino de Santiago allí. Y eso es lo que tenían en común las pocas personas que ayer paseaban por la estación.

En las calles de Pamplona el panorama tampoco era el común un 11 de julio, pero si se notaba más ambiente que en autobuses. Se veían algunas cuadrillas de turistas franceses en las terrazas, aunque la mayoría había preferido venir en sus vehículos particulares. Sin embargo, también había turismo nacional: del interior de Navarra, de Cataluña o de Guadalajara.

Mientras, el blanco y rojo aún se resiste a abandonar las calles, que no se presentaban vacías, pero tampoco con las aglomeraciones y el turismo habituales que se viven en los fines de semana de los Sanfermines.