emor e incertidumbre son las palabras que emplea Carlos Albillo, gerente de la Asociación Casco Antiguo de Pamplona, cuando describe la situación actual de los comercios y establecimientos del Casco Viejo. En el caso de la hostelería, habla de “situación dramática” porque para muchos de ellos San Fermín supone “el 20 o el 30% de la facturación anual”, asegura. A pesar del “grave” momento, avanza que no está habiendo grandes cierres: “Se están viendo traslados de establecimientos que estaban de alquiler en una calle y que se han desplazado a otra dirección con un precio más bajo y manteniendo una buena localización”. Albillo recuerda que esta situación “dramática” no es nueva: “Lo venimos alertando desde hace tiempo”, subraya.

Para revertir el panorama, la Asociación Casco Antiguo de Pamplona no pide planes estratégicos “porque ninguno se concreta. Estamos hartos” opinan. “Únicamente” reclaman que se les escuche y que atiendan sus demandas: “Queremos que el Ayuntamiento comparta la necesidad de mantener, y, a poder ser, potenciar, el comercio en el Casco Antiguo”. Para ello exigen “un apoyo real”, que no consiste ni en “ayudas” ni en “dineros”, sino en que el Consistorio “comparta un diagnóstico” sobre la situación del comercio en la parte vieja de Iruña.

Aun y todo, hay quien ha decidido abrir un negocio y levantar la persiana en estos tiempos de pandemia.

El 3 de julio Ángel Igarreta abrió la cafetería La Belena, que se sitúa frente a la iglesia de San Saturnino. Ángel asegura que fue una decisión difícil: “Me costó mucho, le di muchas vueltas y no paraba de pensar que si la gente estaba venga a cerrar sus negocios sería por algo. Pero aun así decidí abrir, la localización me enamoraba”.

La apertura del local fue “extraña porque para esas fechas Pamplona está llena y parece que se acaba el mundo. Sin embargo, ese día no había mucha gente y parecía febrero o marzo”, recuerda. Lo mismo ocurrió las jornadas siguientes: “A pesar de que coincidió con los no Sanfermines, fue muy tranquilo”, incide.

Con el paso de los días, han fidelizado a personas que ya son fijas: “El cliente del Casco Antiguo es muy fiel al Casco Antiguo”, indica. Para ello, contar con servicio de terraza ha sido esencial: “Tenemos cuatro mesas y nos está ayudando mucho porque la gente es muy reacia a tomar cosas en un espacio cerrado”, recalca.

No sabe cómo avanzará el año, pero no se arrepiente de haber puesto en marcha un negocio en tiempos de pandemia: “Para nada. Hay que tirar para adelante. No vamos a estar siempre en pandemia”.

Desde el pasado 1 de junio, el restaurante del Gran Hotel La Perla cuenta con dos nuevos chefs navarros: Iñaki Andradas y Luken Vigo. Ese día, y durante todo el mes de junio, estrenaron la terraza vertical: “Fue un poco locura. Nos tuvimos que adaptar a una situación en el que las mesas y los comensales estaban en diferentes alturas y habitaciones, pero con el paso de las semanas empezamos a rodar”, explica Luken.

No fue hasta el 1 de julio cuando pudieron servir los primeros platos en el restaurante: “Fue muy bien, los primeros días tuvimos bastante jaleo”, comenta Andradas. Sin embargo, apunta que a partir de la última semana de julio y la primera de agosto “hubo un gran bajón, está siendo horrible”. Luken indica que está siendo “muy raro” porque “hay días que no tienes reservas y de repente se te llena y al revés, que está todo reservado y el mismo día recibes muchas cancelaciones”.

Ambos chefs reconocen que es “extraño” adentrarse en un nuevo negocio en un periodo que se caracteriza más por la bajada que por la subida de persianas, pero confiesan que se “nos metimos en esta aventura porque siempre vamos a la inversa del mundo. Decidimos que en vez de dejar de invertir teníamos que invertir y apostarlo todo para poder sacar la cabeza, porque veíamos que si nos quedábamos paralizados sin saber qué hacer nos esperaba un año del horror”, asegura Andradas.

Rubén González Zubiri, Patricia Lugo y Jon Urrutikoetxea son los creadores del restaurante Hamabi, el nuevo local gastronómico ubicado en el primer piso del mercado de Santo Domingo que tiene todo a punto para su apertura el 1 de septiembre. Anteriormente el espacio pertenecía al gastrobar Zentral. “Surgió esta oportunidad y decidimos aprovecharla”, explica Rubén.

A pesar de la incertidumbre e inseguridad que genera la actual crisis sanitaria, tienen toda la ilusión por salir adelante. “Los nervios de abrir están, pero no hay que tener miedo a la situación. Naceremos directamente en este momento y no habremos vivido otro, por lo que solo queda tirar para adelante”, expresa Jon. “Si nos quedamos detenido no abriríamos ni hoy ni nunca. Hay que dar el paso, pero trabajaremos con el mayor cuidado posible”, incidió Patricia.

Isela Ortega regenta laTaquería El Mariachi, en la calle San Francisco, desde julio de 2019. En la taquería trabajan la propia Isela, su hijo y dos empleados. La pandemia llegó y el negocio familiar tuvo que cerrar cuando “aún nos estábamos acostumbrando al nuevo local”. Volvieron a abrir un mes antes de que se levantara el confinamiento: “Hacíamos pedidos para llevar”, explica Isela, que asegura que “seguimos sobreviviendo gracias al servicio a domicilio porque los clientes tienen miedo a los espacios cerrados y no entran”. En la actualidad, apunta Isela, los pedidos para llevar suponen el 60% de la facturación total.

En diciembre, también abrió el restaurante mexicano El Camino, en San Gregorio, “porque antes de la pandemia la taquería estaba a tope, no había hueco”. En El Camino trabajan su marido, su hija y otros dos trabajadores. Sin embargo, con la llegada de la nueva normalidad, los clientes no han vuelto tan asiduamente a ninguno de los dos establecimientos. “Nos está costando volver a arrancar, nos está costando mucho mantenernos a flote”, confiesa.

Isela señala que su primer año “ha sido difícil” y que la situación se ha complicado tanto que probablemente no puedan sostener los dos locales. “Nos lo estamos planteando”, asegura. En tal caso, avanza Isela, el perjudicado sería el restaurante El Camino: “Aunque la taquería está más escondida, la gente lo identifica y viene más”. El cierre supondría el despido de dos trabajadores: “Sería muy triste porque son dos personas cuyas familias dependen de su salario”. Aun así, confían no llegar a tal extremo.

El 18 de mayo de 2019 la mítica tienda de pastas Beatriz abrió su segundo local en la calle Curia. “En Estafeta estábamos muy saturados y el cliente también se quejaba de las colas”, asegura Lourdes Gómez, que todos los días se levanta a las cinco de la mañana para encender los hornos. Lourdes confiesa que ha sido un año “complicado” porque “nos costó arrancar. Abrimos hacia el verano y en los meses de julio y agosto Pamplona se queda prácticamente vacía. Llegó el invierno y empezamos a rodar mejor, estábamos muy contentos”, recuerda. Sin embargo, la pandemia les obligó a cerrar del 14 de marzo al 11 de mayo.

Ese día solo volvieron con la tienda de Curia. “Con el volumen de clientes solo nos da para abrir un local. Estamos muy flojitos y justitos. Salvo fin de semana y viernes, el resto de los días apenas hay ventas, solo estamos los de casa”. Desde Beatriz indican que hubieran preferido abrir la tienda de Estafeta porque “es nuestro corazoncito”, pero señalan que Sanidad les aconsejó no abrir: “Es muy pequeñín y para guardar las distancias casi no se podría trabajar. Solo podía estar una persona en el mostrador y los clientes de uno en uno”, explican.

Como consecuencia, tienen a tres trabajadores del local de Estafeta en ERTE y a “dos chicas que valían mucho” que no les ha podido renovar el contrato. “Me da mucha pena porque eran de las que estaban al pie del cañón cuando más hacía falta”, reconoce Lourdes.

Si un año atrás, cuando abrió en mayo de 2019, le hubieran dicho a Lourdes que en el 2020 iba a haber una pandemia, no se habría lanzado con la tienda de Curia: “No nos hubiéramos animado porque ahora mismo la cosa está muy fea. Sin lugar a duda”, afirma tajantemente.

Cierres. En el Casco Viejo algunos negocios han bajado la persiana por distintos motivos. Los dueños de la mercería La Algodonera se jubilan (sus artículos se pueden encontrar en la tienda Amaia Mercería & Moda), la tienda de pastas y dulces Casa Atáun, el restaurante El Mentidero, el bar Su Berri y el restaurante La Jaula del Cuatro y Medio.

Traslados. Los dueños de la Juana Gastrobar se trasladan a la calle Benjamín de Tudela en Mendebaldea. La Vinoteca ha cerrado su local en la calle Chapitela y atienden en Iturrama, en el número 22 de Esquíroz.