- “Estamos viviendo un momento entre confuso e ilusionante. Es raro porque ha caído la producción, muchos negocios están cerrando, y le hemos tenido que dar la vuelta para salir adelante. Pero es ilusionante, también, porque podemos hacer algo por los demás”, señala Álvaro Salcedo.

Su familia lleva más de 30 años especializada en el sector textil, una firma consolidada en la mantelería y la decoración que ahora ha tenido que reinventarse, como tantas otras, para atajar la crisis. En busca de un nuevo proyecto se dieron cuenta de que existía una necesidad a la que dar respuesta: “Teníamos cierta inquietud porque estamos viendo cómo prolifera la venta de mascarillas de cualquier tipo, sin una homologación ni seguridad en el producto. Hoy en día cualquiera puede venderlas pero si la gente que las compra se piensa que está protegida y en realidad la protección es la misma que si llevara una bufanda, es peligroso”, valora Salcedo.

Decidió resolver esta problemática confeccionando la suya, que cuenta con las pertinentes homologaciones, para la que ha contado, eso sí, con la ayuda de las monjas de los conventos de San Agustinas en la plaza de Recoletas, las de San José en la calle Salsipuedes y las de Santa Clara de Olite. La tela cuenta con el certificado de Leitat para el acabado de hidroblock -con un tratamiento hidrófugo, que repele el agua y las microgotas actuando como barrera para virus y bacterias-. Su corte y confección se realiza en Navarra: el taller Álvaro Salcedo SL Grand Gour-met marca los patrones y las religiosas las cosen, para volverlas a enviar al taller y que sus trabajadores, en las instalaciones de la calle Bernardino Tirapu, lleven a cabo el pertinente control de calidad antes de darles salida. La primera tirada es de unas 14.000 mascarillas, aunque aseguran que “no hay límites porque disponemos de los medios y del tejido para confeccionar, además de la seguridad, así que las iremos haciendo a demanda”, explican los Salcedo.

Todavía no han concretado los puntos de venta pero lo harán próximamente y quien quiera puede adquirir las mascarillas (blancas y negras, para adultos e infantiles) en el propio taller o contactando con ellos. Son las únicas de estas características que se fabrican en Navarra, “adaptadas a la normativa de Sanidad”. De fibra natural (algodón 100%) y con ese particular acabado que permite, además, utilizarlas durante 20 lavados. “Tiene una doble barrera y una vez que lo lavas y planchas, en vez de perder calidad va manteniendo e incluso superando esa fijación. Como no tiene costura en la zona buconasal es mucho más segura. Hemos estado prácticamente un mes dándole vueltas al producto, intentando encontrar lo mejor para que, además de ser cómoda se adapte bien a la cara”, relata Álvaro.

Han hecho un esfuerzo “extra” para que el producto no se encarezca -las venden por 3,95 euros más IVA- y agradecen el trabajo “impecable” de las religiosas, sin las que el proyecto no habría salido adelante, y mucho menos “a un precio tan competitivo. Se trata de que la gente pueda comprarlas, de que sea algo asumible, duradero y con bajo coste para el medio ambiente”. Pueden elaborar hasta mil mascarillas al día “y hemos podido revertir el bajón que ha pegado el negocio en un nuevo proyecto, diferente, que tenemos muchas ganas de afrontar”, afirma.

Su reinvención casi pasa por un acercamiento al sector sanitario y están atesorando experiencia en este sentido, ya que se encargaron hace meses de promover los “talleres de confección” para realizar las batas solidarias en Refena, tan indispensables entonces. Compraron 70.000 metros de “tejido sin tejer” para el Gobierno de Navarra, especial por sus características y también porque reduce al mínimo el coste en un momento en el que lo que hacía falta era producir mucho. Se ocuparon del patronaje y contaron con máquinas, también, de distintos colaboradores, un primer paso que les ha llevado ahora a seguir diseñando nuevas soluciones a las que dar respuesta desde el sector.

La familia Salcedo presentará su producto a distintos sectores o empresas para que puedan personalizar sus mascarillas con su propio color o incluso estampar su logo, algo de lo que también se encargarían ellos mismos. “Vamos a contactar con las instituciones para ofrecerles nuestros servicios, al Gobierno de Navarra y a diferentes ayuntamientos, de aquí y de otras comunidades. Creemos que es algo importante, la mascarilla se ha convertido en un artículo primordial para evitar el contagio, y todo el que la lleve tiene que estar bien protegido -explican-. Nos ha costado mucho conseguir los certificados, es algo en lo que hemos trabajado para que cumpla la normativa”, asume Álvaro, que afirma que a pesar de llevar tantos años en el sector, esta nueva situación “también nos ha hecho aprender mucho”, algo que siempre es positivo.