l sábado a la mañana el departamento de Salud anunciaba un nuevo récord de contagios de coronavirus con 547 casos y una tasa de positividad del 16,1%. Solo horas más tarde, la instantánea de la plaza del Castillo impactaba: terrazas y bancos repletos de gente. “Ahora mismo hay bastante gente por la calle, pero ya veremos como poco a poco se irá despejando e ira cambiando mucho la situación”, aseguró Alberto, responsable del operativo conjunto entre Policía Municipal y Policía Foral que tiene como objetivo que la ciudadanía y los establecimientos de hostelería cumplan con las últimas restricciones aprobadas por el Gobierno de Navarra: prohibido consumir en la barra, en el interior aforo al 30%, terrazas al 50% y cierre de los locales a las 10 de la noche. Y así fue, la ciudad se adaptó, la gente adelantó sus horarios y cumplió mayoritariamente con la actual normativa. Pamplona a la francesa.

A las 20.30 horas, las dos patrullas uniformadas de Policía Municipal y la de Policía Foral llegaron al punto de encuentro, la estatua de Carlos III en la plaza del Castillo. Antes de comenzar la ruta, Alberto recordó al resto de agentes del operativo cuál era el patrón a seguir ante un incumplimiento ciudadano de las medidas covid: primero advertir y si la persona hace caso omiso iniciar una propuesta de sanción. “A los ciudadanos se les avisa una vez porque igual no saben la normativa. Si tras advertirles no hacen caso, se interpone una denuncia”, explicó Alfonso, que añadió que no se procedía de la misma manera con los dueños de los negocios de hostelería: “Los primeros días, martes y miércoles, se les recordaba las nuevas medidas, pero ahora ya no. Si incumplen alguna medida se interpone directamente una denuncia”.

El diferente modo de actuar se observó de forma inmediata. En los soportales de la plaza del Castillo, entre el Subsuelo y el Café Iruña, un grupo de cuatro personas fumaban juntas sin mantener la distancia de seguridad. Los agentes se acercaron y les recordaron que en la actualidad estaba prohibido fumar a menos de dos metros. Las cuatro personas afirmaron que no se acordaban de esa regla, se separaron y los agentes siguieron su ruta.

Minutos más tarde ocurrió la misma escena en la calle San Nicolás, pero con resultado totalmente opuesto. Una cuadrilla de cuatro mujeres caminaba dirección San Gregorio, mientras una de ellas fumaba sin respetar la distancia de seguridad de dos metros. Los agentes le advirtieron, pero tras reanudar la marcha volvió a fumar sin separarse de sus amigas: “Se le ha avisado y ha seguido fumando sin mantener la distancia de seguridad. Por eso se le ha interpuesto una denuncia”, comentó Alfonso.

botellines en la barra El operativo conjunto entre Policía Municipal y Policía Foral interpuso una denuncia a un establecimiento en la calle San Gregorio porque dos mujeres estaban consumiendo dos botellines de cerveza en la barra mientras esperaban a que les sacasen la cena que habían pedido para llevar. “Hemos denunciado al dueño porque sabe que con la nueva normativa no se puede consumir en la barra y lo ha permitido”, informó Alberto.

Las dos mujeres, a las que no se denunció, echaron en cara a la policía que “no era para tanto” y que con estas multas iban a “hundir a la hostelería”. Alberto les respondió que “solo estoy cumpliendo la normativa”. Cuando el operativo se alejaba e iba camino San Nicolás la dueña se quejó a gritos por lo sucedido: “Todas las semanas pasáis por mi bar y no me dejáis en paz”.

El dispositivo especial también tuvo que recordar a varios clientes de distintos establecimientos que estaba prohibido consumir de pie, aunque fuera apoyado en una mesa alta: “Muchos creen que solo está prohibido consumir en la barra, pero no es así. Toda consumición se tiene que realizar sentado”. En estos casos, los agentes pedían a los dueños o camareros del local que les proporcionasen unas sillas de gran altura.

Los agentes también tuvieron que recordar a muchos clientes que solo se podía estar sin mascarilla en el momento exacto de la consumición: “La gente se pide una cerveza y ya cree que puede estar sin mascarilla todo el rato. No es así, solo se la puede quitar para poder beber. Después se la tiene que volver a colocar”, señaló.

cierre tranquilo A medida que se iba acercando la hora de cierre, el número de transeúntes iba decreciendo. En general, fue una bajada de persiana tranquila y sin ningún incidente reseñable: “Todos los establecimientos hosteleros han cumplido la norma y los bares han cerrado a la hora que tenían que cerrar”, afirmó y añadió que era consecuencia de “un trabajo muy duro que hemos hecho durante las últimas semanas”.

Después de controlar que los bares habían cerrado a su hora, el siguiente objetivo era evitar que se hiciese botellón en las zonas habituales y fiestas en pisos particulares: “A partir de este momento, es vital el papel que juegan las patrullas de nuestros compañeros que van de paisano”.