Kakán baja la persiana en el Casco Viejo y con él, tristemente, se va otra de las joyerías con más carisma de la capital, que ha hecho historia durante décadas de la mano del apellido Zaragüeta. La crisis del sector, la pandemia y un nuevo alquiler totalmente inasumible ahora, que quintuplica al que venía pagando, han tenido la culpa, porque Kakán Zaragüeta tenía ganas de seguir. Por eso le ha costado tanto decir adiós, porque con el cierre de Xuan se apaga otra luz en la calle Comedias. Empezó el bisabuelo Simón Zaragüeta en los años 20, y le siguió en los 40, Juan Zaragüeta, su abuelo. Continuó su padre después y él ha tenido que cerrar la puerta definitivamente. "Siento una tristeza absoluta, porque es un negocio que me encanta", explica.

La joyería Xuan, que otrora se anunciaba con luces de neón en la fachada gris al estilo de aquellos comercios de mitad del siglo XX, se había convertido en un establecimiento moderno y con estilo del Casco Viejo, que además había adaptado la oferta a la nueva realidad. Menos oro y más diseño y piezas especiales, para llegar a más clientela. Y lo estaba consiguiendo.

Allí ha vivido Kakán los mejores años de su vida -y peina ya 49- desde cuando de chaval ayudaba a su padre a limpiar los cristales y a quitar el polvo de las joyas. "Con 21 o 22 años nos preguntó quién de los dos quería seguir y me animé". Lleva una semana de infarto, mitad cansancio, mitad melancolía. Y eso que se trata de uno de los comercios más pequeños del Casco Viejo, de apenas 25 metros cuadrados, y que maneja género minúsculo. Pero recoger un siglo de trabajo tiene mucha faena.

¿Cómo empezó esto? "Mi bisabuelo Simón comenzó en la calle San Saturnino, en los años 20, en la joyería Zaragüeta, pero después le siguió el abuelo, en los años 40, con otro local en García Casatañón". Entonces eran más relojeros que joyeros. "Era socio con familiar, pero acabaron separándose", dice Kakán, quien añade que, años después, "el primo de mi padre, Migeltxo Zaragüeta, siguió el negocio de San Saturnino, 1 y en Comedias se quedó mi aita. Desde entonces, con el nombre Xuan, que no viene del catalán sino de un encontronazo con la tipografía: "A mi abuelo no le debía de gustar cómo quedaba la jota en las letras inglesas del rótulo, y puso la X".

La joyería Xuan, en los años 50, en su ubicación actual. Foto: GALLE

En 1951 calcula Kakán que se trasladaron a la calle Comedias "como relojeros, y dedicándose al género de oro bajo", relata y añade que "fue mi padre quien introdujo la joyería y las perlas y, al principio, a mi abuelo le preocupaba mucho cómo iba a poder pagar todo aquello". Las joyas entonces eran un atículo inasumible para la mayoría de los vecinos, y el sector acabó poniendo en uso las letras de cambio, que permitían el pago a plazos, un sistema al que el abuelo de Kakán también tuvo que acostumbrarse. "Él, que siempre había cobrado en metálico, no entendía aquello", recuerda.

En Comedias, 4 han estado de alquiler siempre, durante décadas, y en 1982 realizaron una importante reforma de la mano de Miguel Ángel Ciganda, para adaptar el local: "Cambió el sector y mi padre empezó a especializarse en joyería catalana, italiana, introdujo la pedrería y la brillantería y fue uno de los impulsores en Pamplona y el Casco Viejo", como lo fueron otros apellidos de joyeros, entre otros, Bueno o Rubio.

Foto: GALLE

En la última década, Kakán cogió más las riendas, aunque su padre le acompañó hasta no hace mucho "cuando se puso malico". Según recuerda, también tuvo que readaptar la oferta: "Llegó la crisis de 2008. El oro cada vez se vendía menos y hubo que bajar los precios". Introdujo entonces la plata italiana y se especializó en otro tipo de joyería, más moderna.

Así, hasta ahora. Con 50 años, Kakán Zaragüeta afronta su nueva realidad en el paro y en plena pandemia, aunque, según reconoce, arropadísimo por amigos y familiares. Entre ellos, su abuela, Carmen Sánchez, ya en los 99, y su madre, Mayi Taberna, las mujeres que vivieron Xuan tan de cerca