Adiós a las acuarelas, óleos y caballetes. Lourdes Mahillo cuelga los pinceles. "Me da mucha pena porque han sido muchos años al frente. He conocido a alumnos encantadores y he estado muy unida a ellos", confiesa.

Si tras estas líneas algún alumno está preocupado porque cree que se ha quedado sin academia, que sepa que no tiene nada que temer: antes de jubilarse, Lourdes se ha encargado de dejar el negocio familiar en las mejores manos y cede el testigo a su hija Garbiñe Iglesias. "Siempre ha estado codo con codo ayudándome. Ha sido mi mejor apoyo y profesora", asegura.

No se trata del primer traspaso generacional, ya que la saga familiar comenzó en 1967, cuando Libia Monteoñate, madre de Lourdes y abuela de Garbiñe, abrió su estudio de arte en la calle Gorriti, 30. En él, Libia daba clases, pero también pintaba sus obras: "Los logros de mi madre fueron muy importantes. Fue una pintora conocida tanto a nivel nacional como internacional, expuso en el extranjero y su obra figura en la Enciclopedia de Pintores Vascos", explica.

Lourdes, que en los primeros años de Gorriti 30 era una adolescente, se enamoró del ambiente que allí se respiraba y decidió dedicarse al mundo del dibujo y la pintura. Primero, estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona y después en la facultad de Bellas Artes de la Universidad San Carlos en Valencia. Al finalizar, impartió clases extraescolares en Salamanca y en Pamplona en el colegio de Ursulinas, hasta que dio el gran salto: regentar su propia academia.

Fue en 1991 en Sancho El Fuerte y guardaba una estrecha relación con la escuela de su madre: "Mis primeros alumnos eran hijos de alumnos suyos. Me ilusionó mucho", confiesa Lourdes. Un año después, abrió otra academia en Barañáin y al siguiente bajó la persiana de Sancho el Fuerte para instalarse en Mendillorri, donde ha estado estos últimos 18 años esforzándose para que los alumnos "consigan su sueño de saber pintar y dibujar".

Garbiñe se ha convertido en la tercera generación de la familia que va a dirigir su propia academia de arte, aunque en un principio parecía que no iba a seguir la estela de su madre y abuela. "Empecé a estudiar economía en la UPNA, pero enseguida me di cuenta de que lo mío era el arte", comenta. Por eso, estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona. Al terminar, recibió una beca para realizar obras de restauración en Florencia y en el Duomo de Siena. Ala vuelta, comenzó como profesora en las dos academias.

De óleos a acuarelas

El centro de Mendillorri - Garbiñe ha cambiado el nombre de Academia Lourdes Mahillo a Academia de Arte Grafito- ofrece todo tipo de actividades: dibujo con ceras y lápices de colores, acuarelas, pinturas con acrílicos, óleos o dibujo con carboncillo y pasteles.

Previamente, trabajan conceptos básicos como el domino de la línea, las formas geométricas, el trazo, las sombras, las luces, los encuadres, los planos, la composición y la perspectiva. Además, desarrollan obras en diferentes soportes: cristal, cartón, vinilo, acetatos, madera o telas. "Nuestras propuestas van encaminadas a sorprender y motivar a los alumnos. A veces vienen con una idea predeterminada, que por supuesto se respeta siempre, pero cuando ven los ejercicios propuestos se añaden encantados", aseguran.

Una de las peculiaridades de la academia es que el equipo docente no separa a los alumnos por edades. " Apostamos por la educación personalizada y consideramos que la relación intergeneracional es muy enriquecedora. Hay niños de cinco años con un don especial y mayores con trabajos impresionantes. Todas las personas aportan valor", aseguran.

Además, todos los años a final de curso organizan una exposición abierta al público en la que muestran las obras realizadas por los alumnos. "Mejoran su autoestima. Es un reconocimiento social al inmenso esfuerzo que realizan durante el curso", explican.También colaboran con múltiples colectivos como la Asociación Navarra de Altas Capacidades o han cooperado en proyectos de Motxila 21 ya que algunos de los alumnos pertenecen a la asociación.

Aún es pronto para augurar si habrá una cuarta generación, pero Lourdes avisa: "Tengo un nieto con mucha sensibilidad y me encantaría que siguiera nuestros pasos", finaliza.