Todo -o casi todo-, como la vida misma, fluye y se retroalimenta. Crece y cambia, se conforma y se erige para ir haciéndose poco a poco. Para construir su propia historia, aunque la del Casco Viejo de Iruña todavía no tiene fin: su línea temporal está por dibujar... Y lo que le queda. Porque Alde Zaharra es un barrio vivo, con identidad propia y más de 40 años de crónica de un movimiento vecinal que han ido concibiendo, no sin dificultades, quienes lo han habitado. Y quienes lo viven en la actualidad. Lo han imaginado y lo están luchando día a día, una labor que se recopilará en un libro para rescatar esa memoria viva y, al mismo tiempo, servir de reflexión y de mirada hacia un futuro que toca escribir ahora.

Haciendo barrio, haciendo historia/Auzolanean, historia idatziz es un proyecto "colaborativo, inclusivo y participativo" en el que se implica tanto a vecinas y vecinos como a otras asociaciones y colectivos para investigar y reconstruir todos esos relatos vivos.

Comenzó hace dos años con la creación de un grupo motor interesado en recuperar, analizar y difundir el patrimonio social y cultural inmaterial del Casco Viejo, que se encarga de investigar los hitos más importantes de la asociación vecinal Alde Zaharra, en particular, y de los movimientos sociales de Pamplona, en general, durante los años 1976-2021. Inauguraron en junio una muestra en Plazara!, con aportaciones ciudadanas para completar el relato -se puede visitar hasta septiembre- en el marco de un proyecto que va mucho más allá y que servirá ahora de base para nutrir el libro.

Lo escribirá Helena Bengoetxea y estará listo para noviembre, tras una campaña de crowdfunding con la que han recaudado -de momento- 4.770 euros para financiarlo. Necesitan 10.000 para lanzar 700 ejemplares y todavía se puede participar en https://www.goteo.org/project/haciendo-barrio-haciendo-historia o acudieando a las oficinas de Auzoenea el lunes (18 a 20 h) o viernes (12 a 14 h)

"No es un libro de historia ni de fotografías, más bien es una especie de crónica de estos más de 40 años con los que queremos invitar a la reflexión, una excusa para ver de dónde venimos y hacia dónde vamos; qué barrio estamos consiguiendo y queremos conseguir", explica la autora, que asume que contará éxitos y logros pero "también fracasos y esas reivindicaciones que todavía no se han conseguido, todo ese movimiento continuo".

La lucha en la plaza de Toros, la del Castillo y la de San Francisco contra la tala de árboles para crear aparcamientos subterráneos; el desalojo del Euskal jai y todo lo que supuso en intervención policial en el barrio... Pero también hitos que han ido modificando el propio movimiento vecinal, como el Plan Comunitario, la creación de la comisión de fiestas, Auzoenea o Aldezar y AZ Ekimena son puntos clave que forman parte de esa línea temporal que no termina y que, ahora, lucha contra otros demonios. "Se ha formado un grupo en defensa de la Atención Primaria a raíz de la pandemia, y hay asignaturas pendientes como la vivienda, que es un tema clave para la evolución de este barrio con todo lo que supone de transformación por culpa de la turistificación. La compra o el alquiler de vivienda se convierte en algo imposible, desorbitado, y eso está cambiando la idiosincrasia del barrio", recuerda Toni Iragui, miembro del grupo motor.

Toni Iragi, Andrea Rozo, Nor Rodríguez, Txutxin Almingol y Helena Bengoetxea. FOTO: UNAI BEROIZ

Y es que tal y como asume Andrea Rozo, "el movimiento comunitario necesita de la gente, y si se va porque no puede asumir alquileres o una vivienda, o las familias que tienen niños y niñas no cuentan con espacios de ocio para ellos, no hay relevo. Se está convirtiendo en un barrio terraza -denuncia- y sin espacios de encuentro no se puede volver a unir el tejido comunitario. El libro ayuda también a eso, a que las personas que llegamos al barrio más tarde echemos una mirada atrás y podamos ver todo lo que se ha hecho, algo que impulsa a pensar que si se quiere, se puede. Que es posible".

Los jóvenes, el futuro También Nor Rodríguez, desde Aldezar -un colectivo con tanta historia que bien merecería un libro aparte- asume que el papel de los jóvenes es esencial, y ellos y ellas ya están trabajando. "El libro es importante para que conozcan el pasado del barrio, y del barrio en el que militan, porque aquí hay un movimiento juvenil y un sentimiento de barrio muy fuertes. Para que sepan de dónde viene todo y contagiar ese sentimiento de orgullo fomentando esa identidad".

Porque se trata no sólo de contar la historia si no de que, a través de ella, se siga haciendo barrio. "Que eso sirva también para la gente que es joven, que no ha participado en esa historia pero va a participar en la de ahora", explica Txutxin Almingol. Cuenta que son muchos y diversos colectivos los que -desde AZ Ekimena- participan en un proyecto para el que les une la idea de conseguir un barrio mejor. Una historia de casi medio siglo de movimientos vecinales que, dice, "tiene muchas cosas que se pueden aprovechar. Puede contribuir a enriquecer a otros colectivos: cada barrio está preocupado por lo suyo porque normalmente tenemos muchas necesidades -más de las que podemos afrontar-, poca gente o tiempo para conseguir lo que queremos y no nos relacionamos mucho con otros barrios pero estando cerca podemos tener problemas parecidos y también sería importante que hubiera más relación", valora.

Como el movimiento vecinal, "el barrio va cambiando poco a poco y toda su evolución tiene que ver con lo que se hizo hace 15 años, y lo que pase dentro de 15 años tendrá que ver con lo de ahora. El barrio puede aprender bastante de esto, no para saberse la historia de memoria sino porque lo que ellos empiecen a hacer ahora va a tener que ver con lo que pase después", explica. Se trata de construir memoria, historia, para ir a mejor.