El primer sábado de octubre llenaron un contenedor con 13.055 kilos. Y el pasado sábado repitieron operación, esta vez con una carga de hasta 25.000 kilos. En total, casi 40 toneladas con comida enlatada y no perecedera, ropa, zapatos, ajuares de bebé “porque siempre hay muchísimos”, de higiene personal (pañales, toallitas, gel, champú o cremas), juguetes “y este año también nos han donado ordenadores y teclados".

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Todo destinado a niños, desde bebés hasta adolescentes”, explica Paula Vigor Jacoste, secretaria de Sonage (Solidaridad Navarra con Guinea Ecuatorial). Una ONG que nació en Navarra hace 14 años para ayudar a los niños del orfanato de Malabo.

En colaboración estrecha con la comunidad religiosa de las Hermanas de María Inmaculada, posteriormente “nos enteramos de que tenían otro orfanato en Nkué, y hará como tres años se formó un tercero, Casa Cuna, en la población de Mikomeseng”, cuenta Paula. Entre los tres orfanatos suman alrededor de 300 pequeños. Y desde Sonage, compuesta por unos 140 socios, pretenden con estos envíos al menos cubrir sus necesidades básicas.

“Cuando un niño está institucionalizado ya no es lo mejor, y cuando las condiciones son muy justas... si nosotros no mandamos ayuda, ha habido épocas en las que solo había para comer una vez al día”, lamenta Paula. “Nosotros mandamos y así pueden hacer incluso desayuno, comida y cena”, apunta. Normalmente, preparan un envío anual, “y cuando van bajando las existencias volvemos a hacer recogida y mandamos de nuevo”.

El sábado no faltaron manos para la carga. Una veintena de voluntarios se citaron en la nave de Ansoáin en la que guardaban el material y fueron llenando el contenedor. “Es muy emocionante. Los contenedores van directamente al orfanato, no existen intermediarios ni tienes esa sensación de ‘¿ya llegará?’. Las monjas lo recogen en el puerto y lo llevan en un camión al orfanato. Allí se abre y son los mismos niños, cuidadores y monjas los que se encargan de descargarlo”.

También colaboran con un hospital situado junto al orfanato Casa Cuna, “porque no tienen nada. A la vez que llevamos contenedor para el orfanato les mandamos material médico; jeringuillas, batas, cosas así. Es el hospital que atiende a los niños”.

Acogida y voluntariado

Al margen del envío anual de alimentos, con el que colaboran empresas como Eroski o la conservera de Falces Unfasa, Sonage también participa en la ejecución de obras que tienen como objetivo la mejora de las instalaciones donde viven los menores.

Por ejemplo, hace tres años un grupo de voluntarios viajó a Guinea Ecuatorial para construir los baños del orfanato de Nkué. “Anualmente llevamos a cabo proyectos nuevos y damos continuidad a otros que ya venimos desarrollando a lo largo de los últimos años.

Entre estos están, por ejemplo, las acogidas temporales por vacaciones de verano -interrumpidas durante la pandemia-, escolarización y motivos médicos de los niños y niñas de los orfanatos”. “También tenemos un programa de voluntariado mediante el que van chavales en verano para hacer actividades lúdico deportivas y educativas”.