El día de la inundación, Sergio Larraz y Edurne Araiz definían la crecida del río como "una ola"que golpeó su escaparate de cristal, dejando una avería que valoraban "en unos 9.000 euros". Era una pequeña parte de los aproximadamente 130.000 euros que calculan que han perdido, contando la zona de exposición y el almacén de su negocio en la plaza Sancho Abarca.

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"Una riada siempre te pilla mal, pero esta ha tocado en navidades". Así resumía Larraz cómo una buena época de ventas se convirtió en un mes "en bancarrota". La cercanía de la riada a la época navideña hizo que tardaran días en contratar a los gremios necesarios para las reparaciones. La tarima levantada, la puerta y las paredes atestiguan aún el paso del agua y del lodo del Arga.

La empresa familiar con 8 trabajadores ha tenido que adaptarse a esta situación y trasladar toda la exposición a su otra tienda en la calle Amaya y mantener la de la Rochapea como almacén hasta que pueda volver a abrir al público. "Calculo que tardaremos unos dos o tres meses", expresaba Larraz, en referencia al estado de las paredes, que deben de perder humedad para poder pintarse de nuevo.

A estas alturas, en la tienda de la Rochapea aún no han terminado de hacer el inventario de objetos dañados. "Tenemos unas 2.000 referencias diferentes y en algunos productos es difícil la identificación", sostiene. Además, han tenido que hacer frente a algunos gastos obligados como la reparación de toda la electricidad e informática de la planta baja. "Han sido unos 10.000 euros, que hemos tenido que adelantar", sostiene Larraz. "Pedimos un poco de comprensión por parte del consorcio y que nos puedan pagar estas partidas porque aún tardaremos tiempo en cuantificar todo ".

Poco a poco, en la empresa comienzan a plantear cómo enfrentarán futuras riadas. "Lo que está claro es que va a volver a suceder. Pondremos un suelo de cerámica y una puerta metálica. El objetivo es que, cuando vuelva a pasar, estemos de nuevo abiertos en una semana.