Vicenta Irurita, que en abril cumplirá 106 años, será la encargada de prender la mecha de las fiestas de la Txantrea, que se celebrarán del 28 de abril al 1 de mayo.

Irurita, conocida por todos en el barrio, es habitual del Ona y del Sorgiñe, donde acostumbra a cantar jotas con el Maño y el Perico. "Me esperan siempre para echar unos cánticos, me incitan ellos", bromeaba Vicenta, en una entrevista concedida a DIARIO DE NOTICIAS, hace dos años, cuando cumplió 104.

Vicenta Irurita, que deja huella allá donde va, nació en Muru-Astráin, se crió en el pueblo antiguo de Cizur, vivió en La Milagrosa (en el barrio del Mochuelo) y llegó a la Txantrea en los años 50, "cuando no había ni casas... Conmigo vinieron todos los vecinos", reía.Trabajó en Argal, en el Casino Eslava y en una casa de maestras "en el Paseo Valencia".

Allá por 1999, con 80 años, consiguió un premio en el Precio Justo, "en el programa de la tele, los primeros mil euros", relata. Todavía conserva una pluma italiana que se llevó también de aquél plató después de adivinar su valor. "Le acababan de operar de juanetes y no sabía si el médico le iba a dejar ir. Pues fue, y hasta echó algún baile", rememora su hija.

Cumplido ya el siglo se podría decir que le queda poco por conseguir, pero resulta que es, además, una mujer viral: sus vídeos entonando joticas en Sanfermines suman más de 10.000 visitas en YouTube.

Y es que no necesita excusas para ponerse a cantar. "Fue famosa en Facebook, ¿no has visto?", pregunta la hija, risueña. Ya se iban de la calle Mayor porque no habían visto cantar jotas, y nada más encontrar a un grupete, Vicenta se arrancó a ello. "En Sanfermin txikito hizo lo mismo en Navarrería, pero con los miembros del grupo de jotas de Irabia y subida a un escenario. Luego no veas que aplausos", subraya Begoña.

Vicenta también es conocida en el barrio por "los viajes de Oroz". De los Autocares Oroz, que ella se encargó de organizar durante más de 20 años, y con los que recorrió "medio mundo. Se llenaban, venían familias, matrimonios, toda la gente del barrio. fueron años muy bonitos". Puede que de esa época, reconoce, se sepa los versos que ella canta a su manera, eso sí, sin que le falle la memoria.

Estuvo siete años sin salir de casa "porque no quería que nadie la viera en silla de ruedas" y después, ya con cien años, "le bajaron aúpas para celebrar las fiestas de la Txan".

Ahora le sacan todos los años y ella, como no salga, se enfada. Porque su paseo no se lo quita nadie. "Sólo el mal tiempo", explica su hija.

A finales de 2019 recibió un reconocimiento por parte de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros de la Txantrea, que le nombró Clienta Mayor del barrio a modo de homenaje.