A los cinco les une la música y arte pero, sobre todo, a los cinco les une la sangre y el apellido Malo. Y es que los marcilleses Txente Malo, de 40 años, su hija Luna Malo, de 11, y sus primos Patricia MacDonald Malo, de 18, Jorge MacDonald Malo, de 16, e Iraitz Padilla Etxebarria Malo, de 12, han formado el grupo Bad Family, un proyecto que acaba de comenzar a dar sus primeros pasos pero que les hace mirar de reojo al calendario de cara a los primeros conciertos que ofrecerán este año.

“Nuestro vínculo con la música viene de muy atrás; nuestros abuelos y padres han cantado y estado ligados siempre a un escenario por lo que nosotros tenemos la música en las venas”, comenta Txente al tiempo que explica que fue en Navidad cuando deciden grabar un vídeo más elaborado que lo que habían hecho hasta ahora “y la verdad es que estuvo muy, muy bien, y ahí empezamos a darle vueltas a la posibilidad de hacer algo más serio”.

“Cuando nos juntamos, como no puede ser de otra manera, acabamos cantando y bailando, siempre hemos sido muy artistillas, y el nombre del grupo hace honor a nuestro apellido solo que sonaba mejor en inglés que familia Malo”, ríe Txente explicándolo.

En Bad Family cuentan con cuatro voces, una batería, un módulo de percusión y un piano. De hecho, en uno de los temas iban a meter la guitarra “pero rompía bastante con la estética de lo que buscábamos”.

A la hora de conformar el repertorio, cuentan, cada miembro propuso algunas canciones y de todas ellas han seleccionado una variedad de temas muy conocidos. “Eran canciones que nos sabíamos por lo que el mayor trabajo fue más musical que vocal tratando de empastar todo”.

“Están quedando cosas chulas, son canciones para escuchar tranquilamente, para disfrutar sentado, un concierto que no se hace largo. Es un acústico muy agradable con versiones muy nuestras”. De hecho, cada tema tiene una voz principal y luego el resto va haciendo los dúos y coros.

Para Patricia, que siempre ha bailado y cantado pero nunca lo ha exteriorizado ni mostrado en público, “este proyecto nos ha dado la vida en la pandemia, es algo nuevo que nos ilusiona y apetece mucho. Nos lo tomamos como un hobby, como algo que nos apasiona y gusta y que queremos hacer con ese punto de profesionalidad”.

Algo similar piensan Jorge, que espera con cierto nerviosismo pero con muchas ganas el momento de ponerse delante del público, y Luna que, aun siendo las más pequeña, ya sabe lo que es subirse a un escenario. “En los conciertos de mi padre siempre subía a cantar con él. Mis amigas ya me han dicho que quieren estar en primera fila viéndonos”.

El cambio generacional no es un problema, de hecho, se entienden a la perfección y le da variedad al grupo, “aprendemos mucho los unos de los otros. Es un proyecto que nos une y nos hace vernos más”.

Puesta a punto

Tras un par de meses de ensayos ya tienen un variado repertorio de cerca de una hora y media de duración con versiones en inglés pero también con canciones en castellano. “Hay temas para todos los gustos; pop, rock, hip hop e incluso bandas sonoras”.

Además han metido un tema de Txente, La niña que vi en la televisión, que es la canción favorita de Patricia y que canta Jorge. “Es el único tema propio pero no descartamos componer algo en un futuro”, apuntan.

Ahora, tras consolidarse, la idea es hacer algún concierto y, de momento, ya saben que el 24 de julio actuarán en un festival de artistas emergentes en Marcilla con tres canciones y están tratando cerrar algún otro bolo en municipios de la zona.

“Vamos al día, es muy bonito así, y esperamos con muchas ganas los conciertos. Tenemos pensado el escenario, el repertorio está cerrado con 16 temas, y solo nos queda salir a disfrutar, sin presiones añadidas. Creemos que es un show que se disfrutará mucho más en recintos cerrados porque al aire libre, si no se está atento, perderá la esencia; son temas que te llegan y que sensibilizan”.

De momento están colgando ensayos y piezas a través de las redes sociales pero ya están deseando empezar a cantar en directo “porque ahí es donde más se disfruta, la adrenalina cada vez que pisas un escenario es algo que te gana y te pide más. Cuando acabas un bolo solo tienes ganas de que llegue el siguiente”, finaliza Txente que agradece el esfuerzo de su tía por llevar a sus primos a Marcilla los fines de semana desde Pamplona así como la paciencia de los componentes más txikis.