El título de la película de Fernando León de Aranoa viene al pelo para describir la estampa de ayer a mediodía frente al Ayuntamiento de Altsasu, con más de una veintena de pensionistas que reclamaban una pensión mínima de 1.080 euros y subida mínima del IPC para mantener el poder adquisitivo de las pensiones. Ayer hacía sol pero también ha habido muchos lunes con lluvia, frío e incluso nieve en los que los pensionistas de Sakana han salido a la calle para reivindicar unas pensiones dignas.

Lo hacen desde hace un año, cuando surgió un movimiento en todo el Estado, sobre todo en Bilbao, que tuvo amplio eco en la comarca. Si bien el grupo se ha ido reduciendo desde el 22 de febrero del pasado año, cuando se concentraron unas 200 personas, algunos no han fallado ninguna semana, al principio en la plaza Zumalakarregi y desde hace unos meses también frente al Ayuntamiento.

Aquel primer día surgió la Plataforma 22 F, a la que se unió Sasoia y Nafarroako Pentsionistak Martxan, que llevaba movilizándose desde un año antes. “En nuestro movimiento no hay siglas. Aunque son cuestiones comunes, cuesta hacer un frente común”, lamentaba Fernando Iriarte, uno de los que lunes tras lunes ha acudido a la cita. “Pedimos la derogación del factor de sostenibilidad y de las reformas de pensiones de 2011 y 2013 que posibilitan que sean cada vez más bajas”, señaló.

Abunda en la necesidad de acabar con la brecha económica entre las pensiones de mujeres y hombres al tiempo que reclama la eliminación de las reformas laborales “que precarizan el empleo y los salarios reduciendo las cotizaciones sociales, y elevar el salario mínimo a 1.200 € mensuales”.

Los pensionistas incidían ayer en que el sistema público debe garantizar una prestación mínima que permita vivir con dignidad. La Carta Social Europea cifra ese mínimo en 1.080 euros mensuales. Es por ello que consideran que es la base sobre la que se tiene que basar un sistema público de pensiones “justo y digno. Para conseguirlo es necesario mantener las movilizaciones exigiendo tanto al Gobierno central como al de Navarra esta pensión mínima”. Al respecto, señalaron que el Ejecutivo foral “tiene competencias para garantizarla. Hace falta compromiso político y social para hacerlo”.

ELECCIONES Los y las pensionistas destacaban que es algo que afecta a toda la sociedad y que a las puertas de elecciones generales, autonómicas y municipales, las movilizaciones son aún más necesarias. “En Altsasu somos 1.600 personas jubiladas y últimamente acudimos en torno a 25-30. Es más necesario que nunca que salgamos a la calle”, señaló Arturo Carreño mientras sujetaba la pancarta. “Debemos luchar por unas pensiones dignas, sobre todo para las viudas, que son las que peor lo están pasando”, apuntó.

Y es que al igual que los protagonistas de Los lunes al sol, muchos pensionistas, sobre todo mujeres, se las ven y se las desean para llegar a fin de mes. “Estamos ya en pleno proceso electoral. Es una oportunidad para poner sobre la mesa nuestras reivindicaciones”, observó Iriarte. Por ello, invitaban a la ciudadanía, sobre todo a las personas mayores, a unirse a las movilizaciones.