Cuatro días después de que la plaza de Altsasu se transformara con el carnaval rural, ayer fue la zona cero de otra catarsis colectiva, el carnaval piñata, otro día para meterse en la piel de otros personajes y dejarse llevar en esta fiesta irreverente en la que todo es posible. Y es que los y las altsasuarras se resisten a quitarse máscara. Con un día primaveral, ayer no había excusa.

Aguerridos vikingos que saltaron de la TV, la corte de Tutankamón al completo, centuriones y mujeres de la Roma imperial, vaqueros del lejano oeste con el saloon a cuestas, indios con ganas de guerra, abejas, elfos y muchos más personajes tomaron la plaza en perfecta armonía. Entre tanto variopinto personaje, una cuadrilla de anarquistas gritaban brazo en alto por la libertad al tiempo que ondeaban la bandera república, la de la CNT y también la de Utzi Pakean Altsasu, otra enseña que se ha convertido en un símbolo.

Otro grupo llegó de la salida de los toros de Sanfermines por la puerta grande con Padilla al hombro después de una tarde triunfal. Y es que el diestro de Jerez cortó orejas y rabo, que mostraba con orgullo ante un público entregado. También tenían muchas ganas de juerga una cuadrilla de maños que bailaban y cantaban jotas con mucha gracia. Asimismo, un grupo de chinos todavía estaba celebrando el año nuevo que aunque es más tarde, lo estaban alargando desde febrero. Más silencioso era otro grupo de femmes fatales de los años 20, una época de cine mudo y de blanco en negro, tal y como se mostraban ayer en una plaza llena de color. Es lo que tiene el carnaval, que hace posible personajes reales e inventados en los que se puede jugar con el tiempo y el espacio al antojo.

Así, junto a espacios exóticos que invitaban a viajar, otro grupo no se había ido muy lejos y se refugiaba en una cocina junto a un fuego bajo en el que etxekoandres de diferentes edades y sexo realizaron deliciosos talos. Aunque eran muy tradicionales, no quitaba que supieran de técnicas de marketing, con un hombre anuncio de talo con txistorra de reclamo.

Haize Berriak puso la nota musical a esta fiesta, convertida en una banda salida de una película de Kusturica en los festejos del día de San Jorge. Y es que llegaron desde los Balcanes con aires nostalgias de la antigua Yugoslavia.

Así, con un derroche de imaginación y buen ambiente se celebró ayer en la villa el carnaval piñata, la cara urbana de esta fiesta y punto final de los festejos en honor a Don Carnal.