uentan que la vara de mando era el símbolo que se ponía en las manos de un alcalde para imponer justicia, un elemento que ha perdurado hasta nuestros días, sobre todo en las investiduras y otros actos protocolarios de la vida municipal. Si bien en Leitza también tenían su aginte makila, de plata con una cruz en un extremo, estos últimos años no se usaba por sus connotaciones religiosas, según explica el alcalde de Leitza, Mikel Zabaleta. "Es anacrónico y no corresponde a un estado aconfesional", señala. No obstante, destaca que la vara también forma parte de la historia de Leitza, tal y como se puede ver en fotos antiguas.

Lo cierto es que Zabaleta no recibió la aginte makila de su predecesora, Arantxa Iparragirre, en la posesión del nuevo ayuntamiento en 2015. El año pasado, cuando volvió a asumir la alcaldía, pensó que Leitza tenía que tener una vara de mando que representara a todos y todas las leitzarras y que fuera realizada por alguien del pueblo. Así, le propuso la idea a Aingeru Zabaleta, profesor de carpintería que ha donado diferentes piezas al Ayuntamiento. "El encargo fue que guardara en su interior la antigua vara", recuerda el alcalde. Así, este artesano ha hecho una especie de funda en madera castaño de Leitza, en la que ha adornado con madera de ébano, cuero y acero. Bien visible, está grabado Herrintzat "para no olvidar que es un mandato para trabajar por el pueblo", destaca Zabaleta. Asimismo, se ha grabado los escudos de Leitza y Navarra. Se puede ver en el salón de plenos del Ayuntamiento en una urna realizada con roble de Leitzalarrea.

Ahora falta estrenarla. "Todavía no hemos decidido cuándo se sacará pero será en actos protocolarios", avanza Zabaleta. Pero en estos tiempos de pandemia no hay ninguna fecha a la vista. Un acto especial para los y las leitzarras es la Ezpatadantza el día del patrón San Tiburtzio, el 11 de agosto, unas celebraciones suspendidas por la covid-19.