El pie humano es un prodigio de la bioingeniería y una de las estructuras más complejas del cuerpo. Sus 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, ligamentos y tendones nos permiten mantener la posición erguida y desplazarnos, se cuenta en uno de los paneles de Larruaren txokoa, un pequeño museo en torno al cuero y al calzado que ha abierto sus puertas este verano en Eraso, en el valle de Imotz. Se trata de un proyecto que Xabier Iturriotz Garmendia, más conocido como Zapa, comenzó a gestar hace una década y que con el parón del coronavirus le ha dado un empujón.Se trata de un espacio para poner en valor su oficio, zapatero, el mismo que tenía su padre y del que se siente orgulloso. “Permite desarrollar la creatividad y la experiencia aumenta la destreza”, apunta. Además, es variado. “Cada modelo tiene su exigencia y su diferencia”, añade. Lo cierto es que Zapa puede presumir de buen producto, con una clientela fiel a lo largo de sus casi tres décadas de trayectoria, cuando se unió con Karmele Del Río para poner en marcha Zapatari con el objetivo de fabricar calzado con material de primera calidad y técnicas tradicionales. “Un buen zapato es ligero, flexible, transpirable, absorbe bien el impacto del paso y lo amortigua, mantiene el pie confortablemente sujeto y se adapta a él y no al revés, no aprieta ni queda amplio, se agarra al suelo y proporciona estabilidad”, asegura.

“La salud empieza por los pies”, incide. “Entre el mundo y los seres humanos están los zapatos. Nuestros zapatos dicen mucho de nuestra forma de estar en el mundo, de cómo nos entendemos y de cómo nos presentamos”, observa.

Al respecto, destaca que el calzado tiene una simbología particular, vinculada a la dignidad de la persona. “En Japón se considera de mala educación mostrar las suelas de los zapatos cuando un invitado toma asiento. Para los árabes, que se descalzan para rezar en las mezquitas, no hay nada más insultante que arrojar zapatos contra alguien”, apunta. “Primo-Levi escribió que la muerte empieza por los zapatos para dar testimonio del horror de Auschwitz. Martin Heidegger afirmó que en el interior del zapato está grabada la fatiga”, añade.

Otro de los pilares de Zapatari es la venta directa, en el taller de La Rochapea, en la calle Tomás Burgui, y principalmente en ferias. “Hacemos una media de 40 al año, sobre todo en Euskal Herria y también en Catalunya”, señala. Pero el coronavirus lo ha cambiado todo y apenas hay ferias. Por ello, otro de los objetivos de Larruaren txokoa es potenciar la venta en Eraso, convertida en toda una experiencia que comienza en el taller, donde Zapa explica todo el proceso. A este concejo del valle de Imotz llegan los cortes que han realizado Karmele del Río y Jaione Goñi en el taller de Pamplona. Y es que ellas se encargan del aparado, que consiste en cortar y coser las piezas de la parte superior del calzado mientras que Zapa realiza el montado, a tenaza, que después se cose a una plantilla de crupón, un cuero grueso y transpirable de ternera. Lo siguiente es pegar las suelas de caucho o de neumáticos reciclados y se prensan. Tras un lijado para eliminar los sobrantes, el calzado se saca de la horma; botas, sandalias y zapatos cómodos, con buenos materiales, colores alegres y línea informal listos para ser usados.

El covid-19 también les ha llevado a estos zapateros artesanos a dar el salto definitivo a internet y están a punto de poner en marcha la web www.zapatari.eus para realizar ventas on line.

LARRUAREN TXOKOA

El museo, o txoko como dice Zapa, está en Larrañeta Borda, a la entrada de Eraso, un edificio de bioconstrucción próximo a su casa y su taller. A través de una veintena de paneles, con ilustraciones de Iker Uribe y diseño de Rebeka Arraras, se habla de la importancia del cuero a lo largo de la humanidad y de la historia del calzado, un recorrido que comienza entre el 9.000 y 7.000 antes de Cristo con unas sandalias de fibra de corteza de artemisa trenzada que se hallaron en las cuevas de Fort Rock, en Oregón, hasta la actualidad, con el último modelo de Usain Bolt. En los paneles también se cuentan curiosidades, cómo los pies de loto en China o cómo la industria del cuero fue el motor de diferentes pueblos.

Por otro lado, se muestran herramientas de zapatero y diferentes modelos de máquinas de coser así como otros objetos relacionados con este oficio que comparten protagonismo con calzado de Zapatari, con todos los modelos que ha realizado a lo largo de los años. “Queremos que la gente se acerque aquí a comprar el calzado para que también conozca el valle de Imotz, que tiene mucho que mostrar”, señala Zapa. Se puede acudir los viernes, mañana y tarde, y los sábados por la mañana. En el caso de que se quiera realizar una visita guiada, que dura en torno a una hora, se debe reservar con anterioridad en el teléfono 680 884 329. “La visita es didáctica y va dirigida a todos los públicos para que vean cómo se trabaja este oficio”, explica.