on Inocencio Ayerbe fue el último capellán residente de San Miguel. Durante más de medio siglo, desde 1945 hasta su fallecimiento en 2001, fue el pastor de Aralar en toda la extensión de la palabra, Artxuetako unaya, el pseudónimo con el que firmaba en sus publicaciones en Zeruko Argia, Egan y Amayur. Era el alma de este emblemático lugar, cuyas puertas estaban siempre abiertas a todas aquellas personas que se acercaban a lo alto de Aralar. En un principio muchos eran pastores y cada vez más, montañeros, convirtiéndose en un referente para los amantes de las cumbres. Además, fue una persona clave en la celebración de Mendigoizaleen Eguna, la fiesta de los montañeros de Navarra que se celebra desde 1965 y que este año también se vio obligada a suspender por la pandemia.

Lo cierto es que don Inocencio vivió volcado a San Miguel de Aralar, tanto en lo espiritual como en lo material, administrando y velando por la buena marcha del lugar. Gracias a su tesón, en 1966 el Gobierno de Navarra reconstruyó la hospedería, destruida en 1942 por un incendio. También trabajó en acercar el santuario de Aralar a la población en general con la llegada en 1965 de la carretera procedente de Lekunberri. Unos años después, en 1982, se construyó la pista de cemento que sube hasta el santuario desde Uharte Arakil.

Buena parte de este tiempo estuvo acompañado de diferentes monaguillos que vivieron parte de su infancia y juventud en San Miguel de Aralar, a 1.235 metros de altitud, en plena naturaleza y cobijados en unos muros con siglos de historia guiados por don Inocencio Ayerbe, el maestro de vida para José Mari Ustarroz, Julián Etxeberria, los hermanos Mariano y Miguel Ángel Zubiria así como Patxi Betelu. Cuentan que eran una familia en la que el padre era don Inocencio y se completaba con los monaguillos, dos o tres según los años, y otras dos mujeres y en ocasiones tres, que trabajaban en la cocina y en el bar. "Era una forma de vida quizás difícil de entender. Pero había una educación y un trato con la gente más abierto que en el pueblo. Don Inocencio se relacionaba con gente de todo tipo y condición. Era muy abierto", coinciden los monaguillos. "Respetaba hasta al mismísimo diablo. Tenía sus ideas. Pero viniera quien viniera, era atendido, entendido y comprendido independientemente de la ideología que fuera", destaca Miguel Ángel Zubiria.

Aunque de trato cercano, don Inocencio era una persona erudita y sobre todo un gran amante del euskera, lengua que aprendió en el seminario. Si bien en Uharte Arakil el euskera era entonces la lengua mayoritaria, en su casa no se hablaba. "Su madre no dominaba esta lengua porque se crió en Castilla y su padre, natural de Idiazabal, fue enviado a realizar el servicio militar a Cuba sin apenas saber el castellano", recuerda José Mari Ustarroz. Entonces se juró que no hablaría a sus hijos en euskera, culpando a esta lengua de su sufrimiento en la isla.

Don Inocencio perfeccionó su euskera en Valcarlos. Allí comenzó un enamoramiento que le acompañó hasta su muerte. Aseguraba que le costó mucho dominarlo y tal vez por ello lo amaba más. Cuando él llegó en 1945 ya no se hablaba esta lengua en San Miguel y si alguien se dirigía en euskera, obtenía como respuesta la terrible frase de "háblame en cristiano". Así, don Inocencio comenzó a rezar el rosario en euskera e introdujo esta lengua en las celebraciones.

Asimismo, gracias a su complicidad y al empeño de un grupo de padres y madres de la ikastola Paz de Ziganda, se pudo captar en 1986 la señal de ETB en Navarra, un hecho que contribuyó en gran parte a la difusión del euskera en la Comunidad Foral. "Fue una decisión personal que sabía que le acarrería algún problema, pero no le importó", observa José Mari Ustarroz."Don Inocencio fue un adelantado al tiempo que le tocó vivir y ejercer. Comprometido con la cultura y las aspiraciones de su pueblo, no siempre comprendido, fue consecuente con sus ideales religiosos, humanos, culturales y sociales", incide.

"Tenía sus ideas, pero viniera quien viniera era atendido, entendido y comprendido"

Monaguillo de San Miguel

"Don Inocencio fue una persona adelantada al tiempo que le tocó vivir y ejercer"

Monaguillo de San MIguel