La cofradía de San Antón de Bakaiku sumó el sábado otro capítulo en un relato de más de tres siglos de historia. Y quedó recogido en un nuevo libro, el tercero desde que en 1716 se constituyera esta cofradía para honrar al patrón de los animales. No en vano, eran unos tiempos en el que el ganado era parte fundamental de la economía familiar. Pero no es un libro cualquiera. Y es que sus hojas son de pergamino y sus tapas de cuero, un trabajo artesanal realizado por encargo en Madrid.

"Las hojas no amarillean y la tinta se mantiene con el paso del tiempo", observó Eduardo Urrestarazu, el nuevo mayordomo y encargado de custodiar el libro durante este año. El presupuesto ha sido de 954 euros. "Hemos quedado contentos. El anterior se utilizó durante 161 años y queríamos seguir con la tradición", apuntó. Con 200 páginas, se estima que el nuevo libro recoja la actividad de la cofradía de los próximos 100 años porque en la actualidad las actas se escriben en euskera y castellano.

Lo cierto es que este libro, al igual que lo fueron los dos anteriores, será transmisor de una parte de la historia de Bakaiku, de un pasado arriero que continúa vivo en la cofradía, gobernada por 13 capítulos establecidos en el primer libro de actas. El segundo se abrió el 17 enero de 1858, y recogió la vida de esta entidad religiosa hasta 2019. Tras dos años sin libro, las actas de 2020 y 2021 se han transcrito ahora junto con un prólogo en el que se cuenta parte de esta historia. "El libro de actas al que hoy damos comienzo, servirá de recuerdo vivo para futuras generaciones de la solemnidad con la que los hermanos cofrades de hoy y mañana acostumbramos a honrar a nuestro santo patrón", se dice con cuidada letra escrita con pluma.

A tal libro, tal caja, en este caso de valor incalculable. Y es que Juan José Urrestarazu, de 85 años, ha tallado con maestría y mucho mimo los laterales y la tapa de la caja, realizada en madera de nogal. "No he contado las horas", observó. "De joven trabajé de ebanista pero en la obra se ganaba más", recordaba. Ya jubilado, retomó esta afición y de sus manos han salido preciosas piezas. También realizó la caja del primer libro, de 1716, que se encontraba en muy mal estadodespués de años de estar perdido. Con motivo del 300 aniversario, fue restaurado en la Biblioteca General de Navarra y escaneado. La segunda caja la talló Ramón Gil.

Dos bajas y ningún alta el último año

En el acta quedaron recogidas las bajas de dos hermanos, José Barandiaran Albizu y Joaquín Ansó Arbizu, fallecidos este último año y a quienes se recordó en la misa. Sin ningún alta, en la actualidad la cofradía está formada por 85 hombres. "No se ha presentado nunca ninguna solicitud de una mujer. De ser así, se trataría en asamblea y no creo que hubiera ningún problema", apuntó Urrestarazu.

Cumplida la parte religiosa, en el interior de la iglesia también se realizó la asamblea y el relevo de cargos. Así, Urrestarazu, hasta ahora velero, pasó a ser mayordomo, en sustitución de Mario Gastaminza. Xabi Goikoetxea es el nuevo velero. Al igual que el pasado año, la asistencia fue mucho menor que anteriores ocasiones. Y es que hasta la pandemia, este encuentro continuaba con una animada comida de hermandad, suspendida de nuevo a la espera de tiempos mejores.

En Urdiain, donde también continúa viva la cofradía de San Antón, se decicidó esperar, dada la actual situación sanitaria y la edad de muchos de los cofrades. La cofradía de Iturmendi se volverá a reunir el domingo en una misa, tras la cual se acudirá a la casa del cura para la asamblea y relevo de cargos.