garde - Desde el pasado 25 de enero, con las primeras nieves, Garde, una pequeña localidad del Valle de Roncal que cuenta con unos 80 habitantes, amaneció sin cobertura telefónica en sus móviles. Han pasado desde entonces diez días.

Los afectados son clientes de Movistar y se sienten “desatendidos” por la empresa con mayor capacidad en la zona y con la que, precisamente por ello, tienen contratados sus servicios de telefonía.

“Les da igual que nos cambiemos de compañía, total somos muy pocos”, lamenta la vecina Asun Tapia. Se trata de una avería sin precedentes que sufre el pequeño pueblo, cuyos habitantes han llamado a la empresa reiteradamente sin obtener solución. “Llamamos y es un cachondeo. Primero te tienen más de un cuarto de hora hasta que te atienden las operadoras y después, no nos resuelven nada”, expresan indignados. Finalmente, afirman que lo único que han conseguido saber es que estaban a la espera de una pieza estropeada y que pasaban la incidencia a los técnicos.

“Nunca habíamos estado tanto tiempo incomunicados. Para poder hablar o consultar nuestros móviles tenemos que trasladarnos 5 kilómetros”, relataba Martín José Lasaosa, vecino y fontanero al que, como autónomo, la avería le afecta además a su trabajo, así como a otros vecinos que trabajan por cuenta propia.

“Siempre andamos fatal de cobertura. Tenemos que movernos por el pueblo para buscar la mejor, a veces también en casa. Pero como esta vez, nunca”, se queja el vecino, al tiempo que recalca que él mismo se tuvo que sufragar la colocación de una antena a 1.5 kilómetros de su taller (trabaja también en soldadura) para poder tener cobertura.

Afirma Lasaosa que vivir en el Pirineo “siempre cuesta más en todos los sentidos. Con nieve y sin nieve. Aquí nos traen los peores aparatos y los peores cables”, opina.

Su sentimiento lo suscribe Asun Tapia. “Quienes no tenemos teléfono fijo estamos colgados; nos salvamos por internet a través de wifi. Pero no es eso y el recibo lo pagamos igual”, puntualiza.

Ayer supieron a través de un empleado que, al parecer, la avería estaba en Isaba en una zona de difícil acceso por las últimas nieves. “Pero es que llevamos así muchos días. La gente está empezando ya a cambiarse de compañía”, comenta el alcalde, José Javier Echandi, que tampoco se libra. A la espera de que se resuelva, dice: “Es el Pirineo. Aguantar es lo que toca. Esto evoluciona muy despacio, un paso adelante y dos atrás, pero no queremos perder la confianza”, concluye.