Ejercer la medicina en el Pirineo Navarro no es muy distinto al trabajo que debe realizar cualquier médico rural. Visitas a domicilio, atención a pacientes mayores, ofrecer un trato humano e individualizado Sin embargo, cuando la nieve y el frío extremo asoman como lo ha hecho este invierno en la zona básica del Centro de Salud de Auritz-Burguete, no queda más remedio que adaptarse y hacerle frente a toda una aventura diaria.

A la hora de realizar la atención domiciliaria a los pacientes de Abaurregaina/Abaurrea Alta, el pueblo más alto de Navarra, la médico Lourdes Arregui y la enfermera Ainara Urralburu destacan lo fundamental de la limpieza de las carreteras y de los accesos hasta las casas particulares para facilitar su labor. "Es fundamental el trabajo exhaustivo que hacen los quitanieves y también los propios vecinos en los pueblos", declara Lourdes.

Arregui y Urralburu visitan a la vecina Leoncia Conde. Foto: Javier Bergasa

Como cada día, tras pasar consulta en el ambulatorio de Aribe, cogen su maletín y su coche particular (con ruedas de nieve y si puede ser traccionado, mejor) para realizar la cobertura asistencial por las casas del valle de Aezkoa. "Hay que llevar un buen coche y unas buenas ruedas, con el gasto adicional que requiere a nivel particular. Ahora, los días que nos pillan las nevadas en pleno camino o hay heladas, vamos con mucha tensión y miedo. En cinco años, he hecho dos trompos con el coche", reconoce Lourdes, vecina de Larrasoaña.

Arregui y Urralburu, hacia otra de sus visitas a domicilio. Foto: Javier Bergasa

Desde la pandemia, las visitas domiciliarias programadas se han incrementado debido a que los consultorios médicos de los propios pueblos permanecen cerrados y muchos pacientes tienen dificultades para trasladarse a los centros de Aribe, Auritz-Burguete, Luzaide/Valcarlos y/o Erro.

Por lo tanto, les ha supuesto mayor carga de trabajo. "Es una población mayor y haces todo lo posible por atenderles. Conducir por estas carreteras de montaña es peligroso y hace que el trabajo sea más duro. Además, por ejemplo, en un pueblo como Orbaizeta también es difícil caminar con hielo por sus callejuelas y a veces nos hemos tenido que poner crampones en las botas", asevera la doctora.

SIN LUZ, SIN INTERNET La médico de familia Juana Celay combina su labor en atención primaria en el consultorio de Erro con la dirección del Centro de Salud. Acompañada de la enfermera Araceli Cerrada, tras pasar consulta, diariamente se ponen en marcha con sus coches para dirigirse hacia las casas del valle de Erro. "Llegas como puedes, te pones las botas y las polainas, te cargas los trastos encima, dejas el coche en el lugar más adecuado y vas andando hasta la puerta de casa. Sus hijos además siempre están dispuestos a ayudarnos", asegura Celay.

Celay y Bezunartea despiden a María Prados Hernández. Foto: Javier Bergasa

Y es que por mucho que los quitanieves pasen a menudo por la carretera principal N-135, lo cierto es que no siempre limpian a tiempo las carreteras secundarias que dan acceso a varios pueblos, y mucho menos el interior de éstos, de cuya limpieza se encargan los vecinos que tienen tractores con palas y cuñas. "En general damos por supuesto que va a estar todo limpio, pero a veces echamos mano de los bomberos, que siempre son muy voluntariosos, o le llamamos al alguacil del valle para comprobar el estado de las carreteras", confiesa la médico.

Al inconveniente de los caminos, en ocasiones se añade una nueva complicación: los cortes de luz. Ahora que tienen sus equipos informatizados, un corte de luz les puede trastocar el día. "En 2015 nevó muchísimo y estuvimos dos días sin luz, sin calefacción y sin teléfono. Yo decía: si hay una urgencia, ¿cómo nos van a avisar? No sé ni cómo atendimos aquellos días. Tuvimos que ir a las casas porque en la consulta no se podía estar con ese frío. No quiero ni imaginar cómo vivían las urgencias antaño", expresa Juana.

Es obvio que trabajar en medio de un temporal conlleva sus riesgos y les exige estar alerta ante cualquier complicación. A veces son los propios pacientes quienes llaman para retrasar las visitas o simplemente para avisar de que con el hielo y la nieve no se atreven a acudir al consultorio, pero otras veces, no se pueden permitir dejar a nadie desatendido. "Hay que armarse de paciencia porque no sabes cómo te vas a encontrar la carretera y también lo vives con cierta preocupación porque no estás segura de poder dar respuesta a tiempo. Pero luego tiene su parte bonita: te agradecen que vayas y te esperan incluso con un café caliente", reconoce.

Visita a un paciente aislado con Covid-19. Foto: Javier Bergasa

URGENCIAS Fuera del horario de las visitas programadas, a partir de las 15.20 horas, es el turno de las guardias y de las urgencias. En este caso, es aún más primordial estar preparado para cualquier imprevisto relacionado con la meteorología. "Cuando hay mal tiempo, la gente es muy comprensiva y entienden que puedes llegar más tarde, pero nuestra obligación es acudir cuanto antes. Por suerte, cuando hace mal tiempo, podemos llamar a los bomberos y nos ayudan a abrir caminos y a llevarnos los mochilones hasta las casas", confiesa la jefa de la unidad de enfermería Angelines Munárriz.

Esta vecina de Abaurregaina/Abaurrea Alta está muy acostumbrada a las complicaciones del tiempo y en los 18 años que lleva trabajando en la zona, ha vivido múltiples situaciones relacionadas con la nieve. "Me ha tocado de todo. En mi primer año me quedé encerrada en Orbaizeta tres días sin poder salir porque había caído un metro de nieve y no pasaba el quitanieves. Incluso cuando hacíamos las guardias en casa, alguna vez me llevó mi marido", dice la profesional del SUR (Servicio de Urgencias Sanitarias). Actualmente, desde hace dos meses, el equipo sanitario de Auritz-Burguete cuenta con un par de vehículos proporcionados por el Gobierno de Navarra para los casos de emergencia. Sin embargo, no están dotados de material adecuado para transitar por la nieve.

"Esta semana hemos hablado con ellos y parece que nos van a poner ruedas de nieve. Pero yo espero que nos lo acaben cambiando por un vehículo traccionado, ya que aquí es muy importante", declara Angelines. Sin duda, disponer de buenas comunicaciones y cumplir con el tiempo de respuesta ante una urgencia médica es su mayor prioridad, pero aún se pueden añadir otras dificultades humanas que tampoco están en sus manos. En efecto, últimamente declaran observar un aumento de coches que aparcan obstaculizando las carreteras y los accesos a determinadas calles. "Tener la vía despejada es lo ideal para facilitarnos el trabajo. Por eso, pedimos prudencia y civismo a los visitantes que acuden a pasar el día en la nieve, porque un coche mal aparcado es un obstáculo para los que trabajamos en el día a día", concluye la médico Juana Celay.