Después de recibir la segunda dosis de la vacuna contra el virus de la covid-19 y pasados 20 días de su administración, las puertas de la residencia de la tercera edad Valle de Salazar de Ochagavía se han abierto para sus residentes y han comenzado a realizar las primeras salidas de manera escalonada, a sentir el aire y el contacto con el exterior, y a vivir deseados reencuentros.

“No hemos hecho nada más que abrir la puerta y ha entrado la alegría”, expresaba Elvira Ruiz Recalde, su directora. Constata que era una necesidad salir a pasear, recuperar el contacto con la realidad social y el vencidario, salir a caminar o a tomar un txikito”. También que ese deseo no estaba exento del miedo acumulado en el tiempo de confinamiento vivido. “En la residencia se sentían seguros, no les llamaba salir. Por un lado, ya se habían acostumbrado al aislamiento. Pero sabemos que no es bueno para nadie perder las relaciones y el contacto, menos aún, para una persona mayor”, señala.

La suerte les acompañó y el coronavirus no entró en la residencia, “pero psicológicamente, la covid ha pasado factura”, señala la directora.

Poco a poco vuelven a la rutina cotidiana. Las personas independientes se abrigan y salen solas. También, acompañadas del monitor, van a comprar el pan y la prensa, o a la farmacia. “Interactúan y se sienten útiles haciendo pequeños recados”, argumenta la directora.

Son las ventajas de la ubicación en el medio rural, “las cosas buenas de los pueblos”, puntualiza Elvira. Y es que Ochagavía permite salir con tranquilidad por el pueblo, sin aglomeraciones ni grandes riesgos. “La gente les conoce, les saluda y les quiere. Se sienten en familia y eso les da vida”, añade.

Nadie se queda sin disfrutar de la recién estrenada libertad, y a las personas dependientes se les ayuda y acompaña en la salida. Además, cuentan con un grupo de voluntarios para pasear y también jugar a las cartas.

Asegura la directora que la vacuna ha sido sinónimo de confianza para todos residentes y que se han comportado “de manera ejemplar”.

“Estamos muy ilusionados. Por fin podemos salir a pasear y a saludar a los vecinos ,aunque cumpliendo las medidas de seguridad a pesar de estar vacunados”, expresaban José y Antonio Tolosana. Contento y emocionado también Eugenio de Miguel comentaba: “Soy de Uztárroz y desde que viene a la residencia, no he podido salir a la calle. Ahora mis compañeros que también son de Uztárroz me van a enseñar el pueblo”.

Nerea Recalde, enfermera del centro y el equipo técnico han formado e informado de las nuevas medidas a residentes y familiares que hoy gozan de la posibilidad de estar más cerca. Atrás quedaron los días de aislamiento.