Junto a la antigua Tejería de Monreal, en el arcén de la carretera que une Urroz-Villa y Campanas, la NA-234, hace varias décadas había un cartel que pedía: “Respeten este lugar. Es cementerio de 1936”. Su colocación se atribuye a un párroco de Monreal/Elo, que aunque no se conoce su nombre, en la localidad estiman que pudo hacerlo durante las décadas de 1940 o 1950. Bajo él se encontraban 106 cuerpos que llenaban la fosa común más grande de Navarra, asesinados a causa de la represión política tras el golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil.

Hoy, la Tejería de Monreal es uno de los trece Lugares de Memoria Histórica de Navarra. Fue reconocida así por el Gobierno foral en 2019, año en el que se inauguró. 2020 trajo consigo también aquí el aplazamiento del acto, hasta que las medidas de control de la pandemia lo permitieran, algo que este 2021 ha llegado. Este sábado a mediodía cerca de un centenar de personas se han dado cita en el memorial de la Tejería, para reanudar los actos en recuerdo y dignificación de las personas que allí fueron asesinadas. Lo han hecho en un acto sencillo, organizado por la asociación memorialista Teileriako Ahaztuak en el conjunto escultórico creado por Patxi Aldunate. Un mural de hierro que emula cuatro tejas clavadas en la tierra con los nombres de los 105 hombres y de una maestra (sin identificar), asesinados frente a la vieja Tejería en 7 fechas diferentes, repartidas en apenas cuatro meses, entre agosto y noviembre de 1936.

En la mayor ejecución perpetrada aquí fueron fusilados 66 presos de la cárcel de Tafalla, la madrugada del 21 de octubre. La lista de los que allí padecieron la mayor condena engloba a vecinos de localidades cercanas como Aoiz, cuyo Ayuntamiento ha sido uno de los mayores promotores de este memorial, de Aós, Cáseda, Gallipienzo o Yesa, en la misma comarca; de la capital, Pamplona; de Tafalla; San Martín de Unx; Berbinzana; Caparroso; Murillo el Cuende y Peralta.

Sentimientos encontrados

El trabajo para desenterrar los cuerpos de la fosa comenzó en 1978, con las llamadas exhumaciones tempranas. Como en tantos otros lugares, en Monreal no se conoce con exactitud el número de restos extraídos entonces. “Había que hacerlo por la noche, y medio a escondidas con la ayuda de una pala excavadora que sacaba huesos y luego los repartían por los pueblos”, cuenta Josu Alustiza, vecino de Cáseda y nieto de Casto Cumba Remón, fusilado en la Tejería. Alustiza entonces tenía 18 años y hoy, con 62, su sentimiento sigue siendo el mismo. “Es una sensación extraña. Por una parte me ilusiona hacer estas cosas, hasta me emociono, y por otra estoy muy agradecido a Teileriako Ahaztuak por el trabajo que hacen”, sostiene al tiempo que remarca la importancia de este lugar para su familia: “Hace dos semanas falleció el último hijo de Casto y vinimos aquí a ponerle unas flores”.

Manuel y Elsa Plano son nieto y bisnieta de José Plano Urrutia, de Sangüesa, también asesinado aquí. “Venimos todos los años. El trabajo que han hecho es encomiable y muy emocionante”, dicen Manuel y Elsa. “Quiero remarcar el agradecimiento a la asociación de la Tejería porque independientemente a lo que seamos cada uno, este es un lugar de encuentro, de paz y de convivencia”, resalta Elsa.

Seguir el camino

Al filo del mediodía ha arrancado el homenaje en el memorial de la Tejería. Conducido por Gaizka Aranguren, el acto ha contado con la música de la txalaparta, las guitarras de Fermín Balentzia y su canción Maravillas, y de César Asiain, autor de la canción dedicada a la Tejería; una ofrenda floral, la lectura de todos los nombres y un Aurresku.

Manu Biurrun, miembro y fundador de Teileriako Ahaztuak y la consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Navarra, Ana Ollo, han dado dos breves discursos durante el homenaje. También han asistido los parlamentarios Bakartxo Ruiz (EH Bildu), Jabi Arakama (Geroa Bai), Javier Lecumberri (PSN), los alcaldes Ángel Martín (Aoiz) y Jesús Arrizubieta (Tafalla), el presidente de la FNMC y alcalde de Peralta, Juan Carlos Castillo y el director del Instituto de la Memoria, Josemi Gastón.

“Esto no era solo hacer el parque y ya está. La idea es seguir trabajando, hacerlo más grande, y comunicarlo con la antigua carretera, donde estaba la tejería”, ha explicado Biurrun. Durante su discurso, el presidente de Teileriako Ahaztuak ha hecho un repaso desde la fundación del colectivo, en 2016, hasta el presente y ha hecho hincapié en el recuerdo a Miguel Irigoien, miembro de la asociación fallecido durante la pandemia.

Otro de los retos de la fosa de la Tejería ahora, más allá de la ampliación, dice Biurrun, es la transmisión generacional. Para ello, en colaboración con el Instituto de la Memoria, ambas entidades trabajan en la inclusión del parque de la Tejería en las actividades de las Escuelas de la Memoria.