UN lienzo de la muralla principal de Tudela en la calle Granados es el único vestigio a la vista que queda de la fortificación que antiguamente protegía la ciudad.

Las murallas de Tudela, tanto la principal, de origen musulmán, como la que se construyó tras la reconquista de la ciudad en el año 1119 para proteger la Morería, fueron derribadas en el siglo XVI y sus piedras de sillería se aprovecharon en la construcción de diversas edificaciones y obras públicas de la ciudad, como el cubrimiento del río Queiles para poder levantar encima la actual plaza de los Fueros.

No obstante, las excavaciones urbanas llevadas a cabo desde la década de los años 90 hasta el día de hoy han permitido recuperar parte del pasado de Tudela y confirmar el perímetro que ocupaba la ciudad siglos atrás. El último resto en aparecer ha sido un lienzo de 12 metros de la antigua muralla islámica del siglo IX en el solar que ocupaba el edificio del número 8 de la calles Herrerías de Tudela, que fue derribado a finales del pasado año para construir un nuevo bloque de viviendas.

El descubrimiento, realizado por la arqueóloga tudelana Mari Cruz Pérez Omeñaca, dejó a la luz también los restos de una torre, cimientos de la barbacana (tramo exento a las murallas que servía como primera defensa) y alzado de la muralla realizado “en tapial”. Todo ello puede dar una idea de cómo era la fortificación que protegía Tudela, puesto que sigue la línea de otros descubrimientos aparecidos en esta misma calle. En 2010, durante las obras ejecutadas en el solar de la antigua Casa Buttini, aparecieron también restos de la muralla original atravesando todo el edificio por centro (sillares de casi dos metros de ancho). Asimismo en 2003, cuando se realizaron prospecciones en la casa contigua a la derribada en 2018, también se encontraron restos del recinto amurallado que rodeaba la ciudad, pero no en el solar sino en los medianiles, en la parte lateral, y conservada a bastate altura al haberse cortado en sección.

Además de todos estos segmentos de muralla aparecidos en distintos años, en 2006 el arqueólogo tudelano Juanjo Bienes descubrió en la parte alta de Herrerías un torreón que pertenecía a la barbacana o pasadizo defensivo anexo a la muralla. Según las estimaciones realizadas, se podría fechar entre los siglos XII y XIII por lo que no tendría relación con las construcciones musulmanas cuando se creó el primero cerco del castillo de Santa Bárbara, sino que sería de origen cristiano, cuando el nuevo barrio de la Morería se instaló fuera de estas murallas.

Todos estos hallazgos vendrían a confirmar los estudios realizados con anterioridad por distintos arqueólogos que indican que la zona amurallada de Tudela discurría por el centro de los edificios situados entre las calle Herrerías y plaza Mercadal. Parece ser también que este tramo de muralla fue el primero que se derruyó tras la incorporación de Navarra al reino de Castilla, si bien está probado que hasta el siglo XVIII esta céntrica calle no adquirió su actual aspecto, es decir, sin murallas.

El primitivo recinto amurallado de Tudela, el más importante, comenzaba más arriba de la plaza Mercadal, bajaba por Yanguas y Miranda, dejando fuera la plaza de los Fueros que no existía, para continuar por la calle Muro y desde el antiguo cuartel de Sementales ir en línea recta hasta la calle Terraplén. De ahí iba al puente del Ebro para luego rodear el castillo de Santa Bárbara por el barrio Virgen de la Cabeza y volverse a unir cerca de la iglesia de San Nicolás.

OTRAS ZONAS Las excavaciones urbanas, que dieron comienzo a mediados de los años 90, no solo han dejado restos de la muralla principal de la ciudad en la calle Herrerías, también han aparecido otros fragmentos en calles como Muro y Díaz Bravo. A finales de 1996, al urbanizar el entorno de la plaza de la Judería, se localizaron 36 metros de muralla con un trazado paralelo al paseo de Pamplona, mientras que solo tres años después, al demoler una casa en la calle Muro, aparecieron 13,5 metros más del recinto fortificado, concretamente del tramo que unía la puerta de Albazares, situada en la calle Concarera, y la puerta de Zaragoza, en la entrada a la plaza de la Judería. Los tres metros de altura de muralla descubiertos tenían dos hileras de sillería que medían dos metros de ancho, aunque en un extremo alcanzaba los tres metros donde se podría situar un contrafuerte.

En 2005, el derribo de la Casa de los Villar permitió a Juanjo Bienes documentar más restos de la muralla primitiva de Tudela y empezar a eliminar la idea de que detrás de la calle Muro estuvo ubicado antiguamente el barrio judío. En ninguna de las excavaciones realizadas se hallaron restos judíos, ni poblamiento anteriores al siglo XII. Lo que sí descubrieron entonces fueron las primeras viviendas cristianas y los cimientos de la muralla, por lo que todo parece indicar que esta zona eran los albacares, es decir, los lugares intramuros donde se situaban los huertos y los ganados.

Un año más tarde, en 2006, Mari Cruz Pérez Omeñaca dio también con un nuevo tramo de muralla en otro solar de esta misma calle. De este hallazgo, destacó, principalmente, el buen estado de conservación que presentaban los sillares, algunos de los cuales aparecieron almohadillados como se hacía en las defensas musulmanas. También se encontró un torreón, uno de los numerosos que poblaban las defensas y que tenían al río Queiles como foso natural.

ÚLTIMA FORTIFICACIÓN La demolición de viviendas en estos últimos años también permió que viera la luz un fragmento de lienzo de la última muralla de la ciudad, la que rodeaba el barrio de la Morería. Fue en 2008, en la calle Día Bravo, cerca de su confluencia con la carretera de Alfaro. El descubrimiento reveló que esta fortificación era mucho más importante de lo que se había pensando hasta ahora, dado que se encontró la base de un torreón cuadrangular. El segmento de muralla, de unos 25 metros de longitud, demostró además que contaba con una sólida estructura. Hasta entonces existía la idea de que esta fortificación era casi de adobe. No se descarta que fuera así pero, desde luego, la base era de piedra y la anchura tan importante como la del recinto amurallado original.

La muralla de la Morería discurría desde la zona en la que el río Mediavilla entra en la ciudad y pasaba por detrás del convento de Santo Domingo y Dominicas hasta llegar al Puente Mancho, sobre el río Queiles. No lo cruzaba, pero lo seguía hastga empalmar con la muralla principal al final de la calle Herrerías o principios de Yanguas y Miranda.