¡A nosotros nos van a venir con ola de calor! A nosotros, que cuando apenas levantábamos un palmo del suelo atravesábamos la plaza de Los Fueros a mediados de julio con un pasamontañas de lana (cuyo picor es inenarrable) aunque fuéramos con pantalones cortos. A nosotros, que nos hemos dejado las piernas lanzándonos a por el balón en los campos de tierra de Jesuitas donde tras terminar el partido se podían recoger patatas. A nosotros, que nos poníamos al sol en la plaza de toros en aquel cemento donde se podían freír huevos y en un estado más que calamitoso. Nuestra infancia nos ha puesto tan a prueba que no nos amilanamos ante ningún anuncio de ola de nada y nos lanzamos a recorrer el paseo del Queiles de punta a cabo sin pestañear. La famosa ola de calor pasó por la Ribera y es cierto que te sudaban las canillas y que hubo quien se tuvo que cambiar varias veces de camiseta (y ropa interior) en un mismo día pero bueno, tampoco fue a más. ¿Qué es para un ribero que ha vivido aquellas fiestas de Tudela en las que lo único que refrescaba era ponerse por casco media sandía vacía? Sí señor. Somos de otra pasta y ni los 40, ni los 41 grados nos amilanan. Hemos asistido durante años a la comida de la Juventud sin toldo, sacando el pecho palomo cuando traían la carne guisada con el vapor de recién cocinada y de postre tomábamos un café solo sin hielo porque si no, la garganta se resiente. Sí. Esos somos nosotros, herederos de Sancho VII el Fuerte que pese a que lo enterraron junto a la iglesia de San Nicolás, no es que se fuera a Roncesvalles para que luciera más, sino porque no soportaba el sol del mediodía que cae en julio en esa plaza junto a la peña Beterri. No son pocos los riberos que hasta el 30 de agosto siguen durmiendo con el plumas en la cama (algunos han llegado a perder 3 kilos en una sola noche), simplemente porque necesitan tener algo encima. Pues entonces, ¿qué es eso de una ola de calor?, ¡si cuando queremos salir a dar una vuelta en bici nos vamos a la Bardena a recorrer 100 kilómetros y si queremos nadar hacemos un triatlón! No somos como esos urbanistas de la vieja Iruña. Sirva como ejemplo que en uno de los días más importantes del año, para algunos (el día de Santa Ana, 26 de julio) la comida más tradicional son unas buenas pochas con fritada, ¡y cuanto más calientes mejor! Amos hombre, a nosotros con olas de calor.