Lugar de referencia de la historia medieval de la capital ribera, la iglesia de San Nicolás es desde 2014 epicentro de estudios y talleres arqueológicos que tratan de ahondar en sus cimientos para saber más de los tres templos que conviven en el actual edificio.

Entre las calles Rúa y Serralta se erige este santuario que un día fue custodio del cuerpo de Sancho VII el Fuerte y que es uno de los templos románicos más destacados de Tudela.

talleres Juanjo Bienes, arqueólogo tudelano y experto en la historia de su ciudad, es quien está al frente de los grupos de trabajo voluntarios que durante los talleres de verano y otoño-invierno aprenden los valores de la arqueología y cómo trabajar en el suelo de los descubrimientos. “La fase de excavaciones pretende quitar todos los enterramientos hasta los niveles de la ladera propia del río Mediavilla”, indicó Bienes, pues a día de hoy ya son 210 los esqueletos con conexión anatómica que se han levantado y que van desde cistas románicas hasta los últimos enterramientos realizados en 1834. Actualmente, los trabajos que se realizan “pertenecen a la iglesia que existió entre el siglo XVI y XVIII” de la que están quitando niveles de enterramiento y algunos restos de cimentaciones “relacionadas con la iglesia del XVI y otras que en principio parecen no tener relación, pero tampoco estamos seguros de que se trate de la iglesia del XII”.

La adjudicación del contrato de asistencia para la dirección de los trabajos arqueológicos al tudelano Juanjo Bienes se realizó en 2017 y finaliza este año pero él advierte que “tal como está la potencia de enterramientos será difícil que se llegue a terminar y habría que plantear con el Ayuntamiento la posibilidad de que el año que viene se haga también otro taller más en verano u otros dos talleres más”.

HALLAZGOS SINGULARES Desde que comenzaron las labores arqueológicas han obtenido varios hallazgos reseñables, pues se han encontrado monedas de diferentes épocas y reinos: Navarra, Castilla, Aragón, norte de África y Portugal, además de algunos elementos de ajuar como: un anillo medieval, un collar de azabache, sandalias, estolas y restos de flores y lazos en tumbas infantiles. Entre los últimos descubrimientos realizados en los talleres están “una moneda de Sancho VII el Fuerte, un anillo de cuerno o asta de toro y unas cuentas de pasta líquida de algún collar o rosario”. Esta iglesia no ha dejado de sorprender a los investigadores pues en ella se han hallado un total de ocho enterramientos boca abajo (dos este verano), a los que llamaron muertos amenazantes. En una primera instancia las investigaciones consideraron que la adopción de esta postura significaba que se trataba de neonatos, prostitutas o vampiros, pero al ser personas que habían recibido las exequias religiosas no podía relacionarse con esos casos. Así pues llegaron a la conclusión de que responden a una decisión individual del fallecido como señal de penitencia y con la expectativa de una salvación. Otro de los enterramientos singulares que han aparecido es el del caso de Miguel y Ana (nombres ficticios). Durante los talleres se encontraron enterradas a dos personas en una misma sepultura y en la que la mujer tenía la cabeza vuelta hacia la del hombre, lo que les ha hecho suponer que se trataba de un matrimonio que murió a la vez o con un escaso margen de tiempo.

historia Este primitivo templo data del siglo XII, un edificio románico de una sola nave con ábside semicircular que ocupó la zona del Liceo. De esta iglesia románica solo se conserva su tímpano, que a día de hoy se encuentra sobre la puerta de la entrada y está compuesto por una mandorla rodeada de tetramorfos y los personajes de David e Isaías, además de dos leones románicos y un escudo barroco. La iglesia del siglo XII es ampliada en el XVI y se cambia la orientación de su cabecera del este al sur.

Puesto que la iglesia se construyó junto al río Mediavilla, ésta a lo largo de su historia ha tenido grandes problemas de humedad e inundaciones que incluso la llevaron al hundimiento a principios del siglo XVII. La construcción de un nuevo templo barroco levantado en 1729 en el que destacaba la ornamentación heráldica, posiblemente acabó con los vestigios románicos. Cimientos que audazmente busca Bienes pero que aún hoy siguen sin descubrirse. Cabe destacar que esta iglesia albergó el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte entre su muerte en 1234 y su reposo definitivo en la Real Colegiata de Santa María de Roncesvalles tres años después.

Origen. Tal y como está escrito en el Archivo de Santa María Real de Oña. el origen de esta iglesia está en 1131, cuando Don Fortuno Garcés y su mujer donan al monasterio la basílica de Santa Cecilia de Tudela. Así pues, este santuario fue unos años del priorato de San Benito para después desaparecer los monjes y ser dedicado a San Nicolás de Bari.

Talleres. Los cursos de verano finalizaron el pasado 30 de agosto para dar paso a la práctica arqueológica que tendrá lugar de septiembre a diciembre.