Manteca de cerdo, sebo de cordero, setas, tomate, jamón, ajo y, por su puesto, pan de Ujué. Estos son los ingredientes de las migas más famosas de Navarra, que cada año atraen a la localidad a miles de personas. Tal es el éxito de este manjar pastoril, que el propio Ayuntamiento decidió dedicarles, hace ya casi dos décadas, un día. Se trata de una jornada que sirve de “escaparate” para Ujué, un municipio de menos de 200 habitantes, que ha sabido aprovechar el tirón que tiene esta fiesta para “promocionarse turísticamente”, explicó ayer, durante el transcurso de la misma, el alcalde, Rubén Sánchez, quien destacó además la colaboración vecinal a la hora de organizar todos los pormenores de la festividad.

En concreto, los y las voluntarias ayudaron a los asistentes a aparcar sus vehículos; elaboraron y repartieron 60 litros de caldo en El Toril; y vendieron los tarros (por un euro) y tickets (1,50 euros por ración) necesarios para degustar las migas. Se encargaron de este último cometido Itziar Sánchez, Sara Berrade, Elena Gregorio, Idoia Goyén, Sandra Ibáñez y Claire Walter (francesa afincada en Ujué), que ejerció de traductora. Loli Sola, Maru Oscoz y María Alcuaz, por su parte, fueron las encargadas de repartir el caldico entre turistas y locales. “Es la primera vez que me toca hacer el caldo y parece que ha gustado”, reconoció Alcuaz.

Como en las tres últimas ediciones, la degustación de migas se realizó en el Mesón Las Torres, en el Mesón Las Migas y en Pastas Urrutia. El Consistorio sigue, de este modo, en la línea de promover que la gente circule por el pueblo y conozca las calles y casas del municipio.

Como ya sucediera el año pasado, asimismo, los asistentes pudieron probar también los tradicionales pintxos de patata realizados por el bar Villar (plaza Mayor).

Los encargados de poner la nota musical y de color a la jornada fueron los gaiteros Aldamara así como la Comparsa de Gigantes de Asier Marco, que hizo las delicias de grandes y pequeños.

Además, se realizó un taller de mosaicos de cristal para los txikis en el frontón y se instalaron puestos de artesanía en las inmediaciones de la iglesia fortaleza (que se pudo visitar por la tarde con un guía). En la plaza Mayor, a su vez, se pudieron adquirir productos típicos de la zona como almendras garrapiñadas, pastas, quesos, miel, rosquillas, patés y, como no, pan de Ujué.

José Félix Zubiri y Manoli Indaburu, gestores de la Panadería Pena (que lleva operativa desde 1926) indicaron, en este sentido, que el pan que se suele utilizar a la hora de elaborar las migas es el pan cabezón, hecho “de forma natural, con agua harina, sal y levadura, y tradicional, en horno de leña”. Para ello, hay que dejarlo secar previamente unos cuatro días. “Con buena materia prima, es difícil que te salgan mal”, admitieron.

Por último, recordar que el Consistorio (organizador único de la fiesta por tercer año consecutivo) destinó un presupuesto de 2.000 euros a la organización de la jornada.