peralta - El diario de Ada nació de la forma más inesperada, cuando una familia de Peralta que estaba buscando “unas vacaciones a lo grande” se entera de que urgen voluntarios para acoger a seis niños saharauis que iban a venir en verano a Navarra. Yoana Irigaray decide entonces, con su pareja y su hija de 3 años por aquel entonces, cancelar ese deseado viaje y lanzarse a esta aventura que acaba de reflejar en un libro muy personal.

Tras ponerse en contacto con la asociación ANAS y mandar el papeleo pertinente, en apenas 15 días, el 26 de junio del 2018, ya estaban con los brazos abiertos esperando a conocer a Bamba, un niño de 10 años al que ahora consideran su hijo y que les ha cambiado la vida.

“Era la primera vez que hacíamos algo así y la experiencia fue increíble. Es como tener un hijo, con sus cosas buenas y malas. Es algo muy gratificante, te deja una sensación de haberle dado todo lo que tienes, no a nivel material sino sentimental y de afecto”, comentaba Yoana.

Hasta ahora nunca había publicado un libro ni tan siquiera se le había pasado por la cabeza, pero después de ver el éxito que sus publicaciones del día a día tenían en Facebook decidió probar fortuna. El resultado, 300 ejemplares de los que apenas quedan copias.

Ada, nombre que ha adquirido ella, y Adi, nombre de su pareja en el libro, explicaba la autora, son motes cariñosos que se pusieron ellos mismos para que Bamba les llamara.

personal y dinámico El libro, que no pierde detalle sobre los dos meses que Bamba estuvo en Peralta y que cuenta con numerosas imágenes, se ha puesto a la venta por 12 euros y, además de en los establecimientos peralteses, puede adquirirse por Internet. “Los beneficios van a ir de forma íntegra para Bamba y su familia. No me voy a lucrar con ello. Quiero que sirva como caja de resonancia para que otras personas, que a lo mejor están pensándoselo y no se atreven a dar el paso, lo hagan”, reiteraba.

Algo temerosa, sobre todo por la reacción que podía tener su hija, aseguraba que “conectaron desde el primer momento. Es increíble la capacidad que tuvieron los dos para asumir este reto. Maialen ahora me sigue preguntando si Bamba está bien y que cuándo viene su tato”. De hecho, uno de los objetivos que Yoana quería lograr con este programa de acogida era “enseñarle a Maialen nuevos valores, mostrarle culturas diferentes y darle la posibilidad de vivir experiencias que la enriquezcan”.

Uno de los muros que tuvieron que derribar al principio, tal y como recoge en el libro, era la comunicación. De hecho, la asociación les dio un manual con palabras básicas que no tuvieron que utilizar puesto que se hacían entender con gestos y “en apenas 15 días ya nos entendía perfectamente”.

Dos meses dieron para mucho y esta familia de cuatro fue a las fiestas de los pueblos, a la playa, jugó en los columpios y disfrutó en la piscina, cosas que a priori parecen banales o del día a día de cualquier verano de un niño de aquí pero que para él fue todo un descubrimiento.

La despedida, apuntaba, “es un golpe para el que tienes que estar preparada” y, aunque una cosa es la teoría y otra la realidad, Yoana aseguraba que “tienes que recordarte que vuelve a casa con su familia con una sonrisa, feliz por lo vivido y con una mochila llena de recuerdos y vivencias. Además se va mejor físicamente y ya estamos deseando que llegue el verano para que vuelva”.

Por último, Yoana explicaba que le sorprendió mucho la generosidad de la gente de Peralta; se volcaron para que a Bamba no le faltara de nada. “Nos dieron material, ropa, descuentos, juguetes y las consultas fueron gratis”.

viaje en abril Yoana va a viajar del 20 al 27 de abril hasta los campamentos saharauis para estar con Bamba y su familia, una experiencia que cree “va a ser dura pero muy reconfortante y es algo que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida para ver cómo estamos aquí”.

Otro de los objetivos de este viaje también es detectar las principales carencias que tienen allí para ayudar en la medida de lo posible.

En la actualidad, además, siguen en contacto pero menos de lo que le gustaría a Yoana puesto que la familia de Bamba no tiene móvil y dependen de que otras personas se lo dejen. “Animo a todo el mundo a que se anime, es una experiencia muy enriquecedora que te crea una paz terrible. Se genera un vínculo tan fuerte como el de una madre y un hijo. Puede parecer que nosotros somos los que les vamos a cambiar la vida a esos niños y, sin embargo, es al revés, ellos te dan amor, cariño y pasión”, finalizaba esta peraltesa.