tafalla - Este viernes día 27 se cumplen diez años de la inauguración de la parroquia dedicada a Santa Engracia, en Sarriguren, el nuevo barrio que en aquellos años se estaba construyendo en lo que hasta entonces era una pequeña población del Valle de Egüés. Decorando dos de las paredes laterales de la nueva iglesia, el artista tafallés, Javier Zudaire Goyena, plasmó de un modo colorista y con su particular lenguaje pictórico las imágenes de Moisés y de Jesús resucitado, como símbolos del Antiguo y del Nuevo Testamento, respectivamente.

Dos colosales obras realizadas en unas paredes con unas dimensiones de 12 metros de altura por 16 de anchura que le obligaron a calcular y estudiar con sumo detenimiento y precisión las proporciones de ambas figuras. Su realización supuso todo un reto profesional y creativo.

La inauguración y bendición del nuevo templo se llevó a cabo por parte del arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, acompañado por el vicario parroquial Celestino Villanueva y el párroco Javier Ecay Armendáriz, sacerdote tafallés que desde aquél día está al frente de esta parroquia a la que actualmente pertenecen en torno a unos 10.000 vecinos.

“Un año antes de realizar ese trabajo, recibí la invitación para poder hacerlo, por parte del párroco, Javier Ecay, que como tafallés conocía toda mi trayectoria artística”, recordaba Javier Zudaire. “El acometer ese encargo, por sus propias características, me supuso un gran reto personal y artístico, porque yo siempre he trabajado con lienzos de diversos formatos, como diseñador gráfico y como decorador de algunos establecimientos como el restaurante Beratxa o la Cervecería 15 de Agosto en Tafalla, pero nunca en edificios con tan grandes dimensiones”.

Llevar a cabo ese trabajo le obligó a dedicar todo su tiempo durante cerca de un año. Primeramente diseñando unos bocetos con imágenes clásicas y dibujos figurativos que obtuvieron la aprobación y el visto bueno por parte de responsables del Arzobispado. A partir de entonces, las representaciones fueron ampliadas a su formato final en las dos grandes paredes laterales del templo. Una vez trazadas las siluetas en la pared, sobre la plataforma de una carretilla elevadora, comenzó a abandonar las líneas figurativas y a imprimir su particular estilo de expresionismo abstracto. De ese modo, los rasgos de las caras fueron perdiendo sus caracteres, adquiriendo mayor protagonismo las texturas y unas tonalidades coloristas.

El propio artista, reconoce que este trabajo “es uno de los que, una vez realizado, me siento más orgulloso y satisfecho. Una de las obras más importantes de mi carrera artística, por su singularidad y simbolismo”. Sobre la elección del estilo artístico elegido, apuntaba que “el mural de Jesús resucitado es de un estilo expresionista, lleno de luz y color, con matices de abstracción en la figura y sobre todo en los fondos, en los que predominan los tonos fríos, principalmente azules y grises, con la figura de un Jesús con los brazos extendidos, elevados al cielo como signo de espiritualidad, amor y paz”. En cuanto a la figura de Moisés alzando las tablas de la Ley, Javier Zudaire, la representó con colores más calientes, ocres, sienas y rojos, tratando de imprimirle fuerza y energía “características de la autoridad del personaje que deseaba llevar a su pueblo a la tierra prometida”, según señalaba.

Cabe recordar que estas dos obras pictóricas fueron un complemento que se sumó a una obra arquitectónica diseñada y dirigida por el arquitecto José Joaquín Garralda y ejecutada por operarios de la empresa Arbeloa Construcciones, en unas obras que tuvieron una duración de más de dos años y medio. El edificio de estilo vanguardista conjuga lo antiguo con lo moderno. En su interior se conservan el Cristo, la pila bautismal y la imagen de Santa Engracia, que fueron trasladados posteriormente desde la pequeña y antigua iglesia de Sarriguren.

Heredero y continuador de una saga familiar de pintores, entre los que destacan su tío Enrique Zudaire y también su propio padre, Ángel, y anteriormente su abuelo, Álvaro Zudaire, el tafallés, Javier Zudaire Goyena, ya comenzó a destacar por su habilidad y destreza con el dibujo y los pinceles cuando acudió a estudiar a sus 16 años a la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona. Al concluir un periodo de cuatro años de formación pasó a ejercer durante 14 años como diseñador gráfico y publicitario. Como cartelista ha sido seleccionado en numerosos concursos, destacando los primeros premios obtenidos en el de San Fermín 1975 y en los de Fiestas de Tafalla de 1985 y 1986. En el año 1981, tras el fallecimiento de su padre, decide regresar a Tafalla desde Pamplona que era donde estaba trabajando en esos momentos. Se instala montando un negocio de enmarcación de cuadros y retoma con ímpetu su afición por la pintura. Siente la necesidad imperiosa de viajar por Europa y conocer las nuevas tendencias artísticas que le hacen evolucionar de un estilo figurativo con temas paisajísticos, bodegones o retratos, hacia otro más expresivo con técnicas impresionistas en las que cobran mayor protagonismo las mezclas cromáticas aplicadas con pinceladas más sueltas, hasta experimentar más tarde en el expresionismo abstracto con la utilización de pinturas acrílicas con las que encuentra un modo personal de expresar y recrearse artísticamente en sus inquietudes más íntimas y personales. A sus 71 años de edad continúa en esa búsqueda de la belleza plástica elaborando nuevos cuadros en su estudio de la Plaza de Navarra en Tafalla.