xiste en Pitillas una construcción poco habitual. Es una puerta de piedra que tiene en su parte superior un escudo de armas. Sirve de acceso a una finca, que era de naturaleza rústica, aunque actualmente no esté cultivada. Un muro de piedra, de cientos de metros de longitud (y que se halla derruido en alguno de sus tramos), marca su límite. Está junto al borde del casco urbano, al otro lado de la carretera. El Catálogo Monumental de Navarra no menciona a esta puerta y su piedra armera.

La porción de terreno encerrada por el muro tiene, según el catastro, una superficie de casi dos hectáreas. Por el sur, donde se halla la puerta, linda con la avenida de Navarra. Al oeste el río Cidacos forma una suave ese, en tanto que al este discurre junto a la pared la acequia de la calle Río Chico.

El escudo consta de dos cuarteles. El superior hace referencia a la familia Goñi. Contiene la cruz cargada con cinco panelas, correspondiente al palacio situado en la localidad de su mismo nombre. Junto al mismo hay dos elementos relacionados con la leyenda de Teodosio de Goñi: una cadena y un dragón.

Existen diversas variantes del relato, pero lo recordaremos en sus líneas generales. Asegura que allá por el siglo VIII este caballero, tras haber combatido en la guerra, regresaba a su casa solar. Salió a su encuentro el diablo disfrazado, quien le aseguró que su esposa se hallaba en compañía de un amante. Encendido por la ira, Teodosio picó espuelas y llegó a su vivienda procurando no hacer ruido. En la oscuridad de la noche vio a dos figuras durmiendo en el lecho conyugal. Desenvainó la espada y les dio muerte. Pero pronto descubrió la terrible verdad. Sus progenitores habían llegado a la torre y por ello los aposentaron en el dormitorio conyugal, que era el mejor de la vivienda. Acababa de matar a su padre y a su madre.

Agobiado por el crimen, peregrinó a Roma, donde el Papa le habría dicho que, para redimir su culpa, debería vivir solo, como un ermitaño, con una cadena ceñida a su cintura. Cuando ésta se rompiera, ello querría decir que el pecado le habría sido perdonado. Teodosio habitó, haciendo penitencia, en una cueva de la sierra de Aralar. Según la leyenda, años más tarde se le apareció un dragón. Entonces, atemorizado, invocó a San Miguel. El arcángel apareció y exclamando "Nor Jaungoikoa bezala!" (¡Quien como Dios!) dio muerte a la bestia. En ese mismo instante cayeron las cadenas rotas al suelo.

Para dar gracias a Dios, Teodosio mandó construir un templo sobre la cueva. Hoy en día, en el santuario de San Miguel in Excelsis, aun se pueden contemplar las que dicen que son esas cadenas rotas.

En la parte inferior del escudo, correspondiente al linaje de los Cortés, figura un castillo con una cruz.

Excepto la pared y la puerta, el único elemento que parece corresponder a la época de construcción del conjunto, es una casa en ruinas, adosada al muro del lado este. Era sencilla, sin adornos. Es de suponer que estaría destinada a vivienda de los hortelanos. Fuera de eso, aparentemente, no se ve ningún otro elemento que pueda ser del periodo inicial. Pero por otra parte, como la finca no está cultivada y la maleza crece bastante alta, podría cubrir algo de interés.

desentrañando la historia La altura del muro era de poco más de dos metros. No conozco ningún documento o publicación que indique cual era el destino de este conjunto cuando fue edificado. Lo más probable es que la mayor parte de la finca estuviera dedicada a usos agrícolas. Pero supongo que habría también árboles frutales y una zona de jardín. Creo que esa hermosa puerta con su adorno heráldico, indica algo más que un simple deseo de manifestar el dominio sobre la tierra. Es un elemento suntuario que intenta marcar una posición social, cosa a la que una zona ajardinada hubiera contribuido también.

El realizar la historia de un jardín, generalmente resulta algo complicado. Cuanto más largo es el periodo a estudiar, más evidente resulta esto. Porque incluso en el caso de que hubiera algún proyecto o plano de la época en que fue acondicionado, con mucha frecuencia son introducidas transformaciones posteriores o se pierde parte del planeamiento inicial, por el paso del tiempo o la voluntad deliberada de los propietarios. Estas modificaciones pocas veces cuentan con una descripción por escrito.

Los árboles y demás plantas pueden perderse o alterarse en un corto periodo de tiempo. Por ello no resulta posible saber qué hubo allí hace más de dos siglos, ni tampoco los sucesivos usos que han podido darse en ese lugar. De hecho, cabe que cada generación de propietarios proporcione una utilización diferente a partes de la finca.

referencia en el sitna Consultada en Sitna la información catastral histórica, consta que hay ortofotos correspondientes a los periodos 1945-46, 1956-57 y 1966-71. Se ve que había un acceso recto que partía desde la puerta. A su izquierda, a media altura del terreno, puede verse en ellas un área arbolada, compacta y bastante extensa. Pero con esas fotografías no se puede determinar si era un pequeño soto o un jardín paisajista.

Además de eso, la finca llegó a contar con una línea de arbolado que recorría todo su borde. Parecía estar más desarrollada junto a los lados norte y este, donde se hallaba adosada al muro. Hoy casi todos estos árboles han desaparecido. Se conservan unos pocos, secos, junto a la pared norte.

No sé si habrá documentos referidos a la construcción de este conjunto. Parece muy difícil y no he realizado intento alguno por encontrarlos. Pero, felizmente, la heráldica puede proporcionarnos bastante información.

En Pitillas, esta pequeña población que cuenta con alrededor de medio millar de habitantes, encontramos dos casas que tienen escudos de piedra referentes a la familia Goñi.

Una de ellas está en el número 10 de la calle Matías Sagardoy, cerca de la parroquia. En el dintel hay una leyenda que dice "Goñi de pis año de, 1779". Un hombre de mediana edad, que parece regentar el establecimiento situado en la planta baja, nos atiende con gran amabilidad. Sabe mucho sobre el escudo y la inscripción y sus datos coinciden sustancialmente con los míos. Indica que, en su opinión, ese misterioso Pis sería una abreviatura de Pitillas. Resulta plausible.

mismo escudo, diferente lugar La otra es un palacio, situado en la calle Fueros de Navarra. Su blasón es igual al de la casa anterior. Además de disponer de una rica decoración exterior, tiene en la parte inferior esta leyenda: "Armas de los Goñis, Bagos, Cortes, Ibaioia".

Supongo que el hecho de que estas dos viviendas tengan las mismas armas, puede ser porque pertenecieran a dos hermanos. El Catálogo Monumental de Navarra señala que este último escudo data de la segunda mitad del siglo XVIII. Por cierto, Altadill reproduce también el blasón cuando trata de Aralar, en la Geografía del País Vasco-navarro.

Aurelio Erdozain Gaztelu, en su obra Linajes en Navarra con Escudos de Armas, señala que Ramón Nicolás Goñi y Ubago, natural de Pitillas, contrajo matrimonio con Javiera Cortés y Bayona, de Tafalla. Tuvieron tres hijos y dos hijas, nacidos entre los años 1766 y 1776. Añade que el 29 de febrero de 1780 la Corte dictó una sentencia por la que les reconocía ser originarios de las casas de Goñi, Ubago, Bayona y Cortés.

Por lo tanto todos los datos referidos a la fecha de la que datan los dos escudos de piedra coinciden.

Alguien observará que el escudo del jardín tiene dos cuarteles y no cuatro, como los del palacio y la otra casona. Simplemente han incluido tan solo el primer apellido de cada cónyuge, en vez de los dos, como se hizo en ambas viviendas.

Por otra parte llama la atención que el escudo no tenga ninguno de los ornamentos exteriores que se acostumbran. Además, en el borde muestra unas filigranas que parecen mostrar motivos vegetales. No se trata de una representación muy usual. En los bordes inferior derecho e izquierdo, donde había un poco más de espacio para el escultor, parece claro que lo tallado es una flor en cada ángulo. Diríase que es un elemento más a favor de la hipótesis de que una parte del espacio estaría destinada a jardín.

La pregunta es: ¿de cuando data esta puerta? Observamos que tiene los cuarteles correspondientes a Goñi y Cortés. Por lo tanto sería construida por ese mismo matrimonio.

Como se ha dicho, hay dos casas en Pitillas con el mismo escudo. Es de suponer que el conjunto de huerto y jardín lo haría el titular del palacio de la calle Fueros de Navarra, que tendría un mayor poder adquisitivo. De hecho, me han indicado que, al menos hace unas décadas, ambas fincas eran del mismo dueño.

Se trata de todas formas de algo muy poco usual, eso de que haya una finca separada de la residencia del propietario, donde figure su escudo de armas.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII la jardinería tuvo un gran auge entre las monarquías y la aristocracia de Europa occidental. El impulso, aunque en menor medida que en la vecina Francia, también se dejó sentir en España. Es posible que este espacio de Pitillas fuera la obra de algún ilustrado influido por esa tendencia.

Debo agradecer a mis amigos de la localidad el envío, un ya lejano febrero del año 2000, de las fotografías que ilustran este articulo. Asimismo, a los que dos décadas más tarde me acompañaron, para examinar el lugar y debatir las distintas hipótesis planteadas.

He tratado, simplemente, de dar unas pinceladas sobre un espacio sugerente. Esperemos que haya alguien que profundice más en la historia y mejore este resultado.

Por otra parte me informan en el Ayuntamiento que el planeamiento urbanístico municipal no ha catalogado el elemento descrito. Parece que ese espacio está destinado en el futuro a su urbanización. Sería interesante que preservaran, en ese mismo lugar, la puerta de sillería con su escudo de armas ya que, además de su propio interés, constituye un testimonio de aquel conjunto realizado a finales del siglo XVIII.

En Pitillas, con alrededor de medio millar de habitantes, hay dos casas con escudos de piedra referentes a la familia Goñi

Excepto la pared y la puerta, el único elemento que parece corresponder a la época es una casa en ruinas adosada al muro del este

La puerta indica algo más que el dominio sobre la tierra. El heráldico es un elemento suntuario que intenta marcar una posición social