Para aplaudir, el insistente esfuerzo de la empresa organizadora y a los buenos aficionados. Una corrida de cierre de curso y de esperanza para el final de épocas malajes. El resultado: Bastante mejor los toros que los toreros. Unos bureles con corazón de bravos. Lo demostraron en lo mejor que hicieron los coletudos: el lucir a los jabonericos onubenses en el tercio de varas. Tercio en el que otrora se medía y se debería medir siempre el bombeo de sangre brava. Lo del iconavarrico viene a que decepcionó un poco la romana y cara de la materia prima de La Ruiza. Se esperaban más kilos y trapío, siendo, además, los ejemplares cinqueños. Incluso, el Veragüeño , que hizo segundo, estaba en el linde real de los seis años. El primero, que fue también el primero de los tres Rompedores del encierro, si cuajaba en lo esperado; mas, cosas de alquimias antiguas, fue el toro más parado y simplón. Sí hay que apuntar la desgracia de una baja titular importante (el nº 73) y varios pitones escobillados en los numerosos manejos en cambretas, corrales y calles de la ciudad.

La buena tarde otoñal fue de inicio insípida por ese abreplaza y la ausencia del segundo, después de la bravura, de los tres corazones que tiene la tauromaquia: La música. Faltaba la fenomenal banda municipal y los gaiteros a los que se les guiñó con un sentido más me quisieras, más te amo yo, que todas las noches...

Tres toros, el tercero, Farolero, el segundo Rompedor que hacía cuarto, y el quinto, Tortolillo, provocaron los aplausos más justos y entendidos cuando, tras apoyarse en sus cuartos traseros y elevar su brava fijeza, galoparon a los lejanos cites de los, por una vez, eficaces y precisos, piqueros. A Farolero, claro y noble en la muleta, le cortó una oreja de poco peso el debutante Orozco. Rompedor y el negro Tortolillo desarrollaron, además, vibrante casta. Muy por encima de Marín y Vara, que dio una vuelta al ruedo por su cuenta. Bien Vara como director de lidia y colocando toros, pero huero de entrega con la muleta. Y Marín... en un ocaso de impotencia. Orozco lo tenía a huevo para salir a hombros. El sexto, tercer Rompedor, claudicó pronto y el rondeño también optó por dejar a un lado el calor que la juventud debe alimentar siempre al corazón.

Por la mañana (8.00h. encierrillo; 9.00h. encierro y a las 12.00h. en la plaza) cinco novillos Hermanas Azcona, de Olite, para los novilleros con caballos Diego García y Clemente Jaume, y otro (eral) para el joven pamplonés Nabil Essaouari, El Moro.

Prieto de la Cal. Seis toros de Tomás Prieto de la Cal. Cuatro toros jaboneros y dos (5º y 6º), negros. Corrida baja de agujas, bien hecha, con menos trapío del esperado. Todos cinqueños, menos el sexto. Tercero, cuarto y quinto, aplaudidos en el arrastre.

Sánchez Vara. En el 1º, saludos. Y en el 4º, vuelta al ruedo.

Serafín Marín. En el 2º, pitos. En el 5º, silencio.

Javier Orozco. En el 3º, oreja. En el 6º, silencio.

Presidencia. Bien a cargo de Jacinto Goñi, asesorado por Francisco Sagardía y Jesús M. Blanco.

Incidencias. Media entrada en buena tarde, fresca y con luz artificial al final.