En nuestra niñez, nuestra vecindad nos permitía saludarnos a través de los corrales de ventana a ventana y nos unieron juegos infantiles. Después, la amistad con tu hermana Laurita. Tuvimos nuestros respectivos hijo e hija casi al mismo tiempo, transitamos como tantas personas por amores y desamores y volvimos a confluir en nuestras inquietudes sociales. Nos encontramos en Batzarre, Solidari, Villa Javier, colectivos que trabajan por alcanzar sueños en los que las personas podamos ser felices independientemente de nuestro género, creencia o lugar de procedencia. Mostraste tu generosidad hasta el último aliento.

Carlos, sus hijos y Esmeralda siempre guardarán en sus corazones la satisfacción de haber compartido contigo tanta vida. Y todas las demás personas que fuimos parte de la tuya en una u otra medida te recordaremos con el cariño que te ganaste.

Muchas personas con el espíritu solidario de Javier, y el mundo dejaría de ser una porquería. Gracias, Javier. Hasta siempre, vecino, amigo y compañero de sueños de igualdad, de los que serás parte siempre.