EL pasado 5 de octubre se publicó que Osasunbidea estaba estudiando la unificación y privatización de las cocinas del complejo hospitalario como una de las medidas para reducir el gasto de personal. Esto, dicho así, parece consecuencia de la situación de crisis actual. ¡Que no nos engañen!

La privatización de los servicios no sanitarios (limpieza, lavandería, jardinería, etcétera) se ha ido gestado desde hace años, pero se ha realizado paulatinamente. El siguiente, es el de cocina.

Desde hace más de ocho años se han lanzado mensajes sobre la posible unificación de las cocinas de Virgen del Camino y Hospital de Navarra. Un avance fueron las obras de la cocina del Hospital, iniciadas el 18 de julio de 2005, de las que tenemos que lamentar la falta de previsión de las dos direcciones al plantear la reforma. Se centralizó en la cocina de Virgen del Camino, en pleno verano y se ahorraron sustituciones. Desde la sección de Salud Laboral del sindicato ELA se hizo seguimiento de las obras con el fin de conocer cómo podía afectar la reforma al personal trabajador. El mayor problema se dio en la organización del trabajo, la escasez de plantilla y el exceso de labores, conclusión a la que se llegó después de visitar los diferentes turnos a lo largo del periodo de obra y recoger las opiniones del personal trabajador de ambos centros. En agosto ELA informó de esta situación al Servicio de Prevención de Osasunbidea para que interviniese. Aquel verano se dieron pistas de lo que en futuro iba a suceder: la concentración del personal de las dos cocinas en Virgen del Camino supuso el recorte de personal.

Además, el mantenimiento durante años de un altísimo porcentaje de personal contratado señalaba las pocas intenciones de organizar una plantilla fija, que es la única manera de que pinches de cocina, cocineras, cocineros, gobernantas, dietistas y médicos especialistas en Dietética y Nutrición tuvieran las condiciones adecuadas para asumir un reto necesario en todos los hospitales: la calidad en la comida suministrada, la diversidad de dietas adaptadas a las necesidades de los usuarios, siguiendo criterios relacionados con la patología, con la edad, adaptación de colectivos inmigrantes a la dieta hospitalaria, etcétera.

¿Todo esto se espera de una empresa privada de alimentación, cuyo objetivo es tener al año el máximo beneficio económico? Lo lógico es que merme la calidad de la materia empleada y su elaboración, y el deterioro de las condiciones laborales del personal de cocina. Del recorte de 102 plazas del Nivel E, estaban destinados a las cocinas de los hospitales 67 puestos. ¿Por qué se empeña este Gobierno, con tanto ahínco, en deteriorar la calidad de la Sanidad Pública?

El sindicato ELA rechaza frontalmente la reducción de plazas de nivel E y en especial dejar en manos de la iniciativa privada un servicio fundamental en la recuperación de pacientes, como es el de la alimentación, pues la dieta en los hospitales debe garantizar el restablecimiento del estado nutricional, servir como forma de educación alimentaria y promover su consumo, que se ve reducido por la propia enfermedad o su tratamiento.

Apoyamos y defendemos al personal afectado, ya que este sindicato secundará y promoverá las acciones que se consideren necesarias para paralizar esta acción tan grave del Gobierno de Navarra contra los/las trabajadoras y los servicios públicos de Navarra.

Ana Urmeneta Marín

Delegada del sindicato ELA en Osasunbidea