Desde el anuncio de la salida -hoy por hoy- de El Drogas de Barricada, anunciada por él mismo y confirmada por el resto del grupo, estoy leyendo y escuchando opiniones y comentarios que no me gustan.
Conozco a Enrique y no es hombre que haga las cosas sin pensar. Es visceral, como lo ha expresado tantas veces en sus letras, pero también persona muy racional.
Somos amigos desde hace treinta años y colaboré y formé parte cuando me lo solicitó (nunca le he dicho "no") en sus dos proyectos principales: Barricada y Txarrena, así que sé de qué hablo.
Una noticia de este tipo tiene su repercusión social en el mundo de la cultura, pues se trata de un grupo con una trayectoria muy importante y para muchos -entre los que me cuento- de la mejor banda de rock del Estado durante años.
Pero es su decisión, y solo él decide cómo, cuándo y por qué. Al fin y al cabo es su vida y nadie puede reprocharle nada por ello.
El Drogas siempre ha tenido muy claro el camino a seguir y ahora ha tomado éste.
Junto al Boni formó Barricada y lo hizo grande, luego Txarrena y ahí están, impresionantes, y haga lo que haga después, lo hará grande, pues él es grande... como músico y como persona.
Guste o no, hay que aceptar que las cosas son así. No es de recibo lapidar ahora a quien con su trabajo y actitud ha contribuido a hacer este mundo un poco mejor.
Son los ciclos de la vida.
Un fuerte abrazo, Enrique.