CUANDO hace unos meses el Gobierno de Navarra anunció los recortes con los que iba a intentar reducir el déficit público y paliar la crisis económica actual, tanto Yolanda Barcina como Roberto Jiménez prometieron que en todo momento iban a garantizar la existencia de unos servicios públicos de calidad.

Pasados ya unos meses, hemos comprobado cómo el Programa de Atención Dental Infantil y Juvenil (PADI) ha sido recortado, dejando fuera de cobertura a los menores de edad de entre 15 y 18 años, cuando hasta hace unos meses este programa cubría a todos los menores de edad. Por otra parte, también hemos comprobado cómo las revisiones rutinarias de los oculistas del Servicio Navarro de Salud se han tornado totalmente inútiles, ya que desde hace unos meses estos oculistas han dejado de graduar la vista a los pacientes que acuden a estas revisiones, derivando al paciente a ópticas privadas.

Estos recortes deterioran enormemente la calidad de la sanidad pública y únicamente benefician al sector sanitario privado.

Los usuarios de los servicios públicos estamos presenciando cómo el Gobierno de Navarra nos está recortando en calidad y prestaciones, sin que esto conlleve un recorte proporcional en el pago de nuestros impuestos.

Ante esta ilógica situación, se antoja insultante que el Parlamento de Navarra se gaste 7.000 euros en un cuadro de Elena Torres, o que tanto el Ejecutivo Foral como el Ayuntamiento de Pamplona se encaprichen en que Pamplona sea el inicio de la Vuelta Ciclista a España, con la millonada que ello conlleva.

A los señores miembros del Gobierno de Navarra los recortes en servicios públicos les importan lo más mínino ya que ellos cuentan con elevados sueldos e indecentes dietas con los que acudir al sector privado.

Si la señora Barcina y el señor Jiménez no son capaces de garantizar unos servicios públicos de calidad, que abandonen inmediatamente el Gobierno de Navarra y dejen paso a quien verdaderamente esté interesado en ello.

María Ángeles Pérez Fenero