ME desperté un día en el que el sol brillaba. Me desperté teniendo 25 años. Me desperté un jueves dispuesto a ir a clase y a tener otra entrevista de trabajo. Me desperté un día en el que quería estar allí, pero estaba aquí. Me desperté un jueves en el que mi familia, mis amigas, mis amigos y mucha otra gente se despertaba dispuesta a teñir las calles. Me desperté ese jueves 29 de marzo. Me desperté ese jueves de huelga, a la que tantas ganas tenía de sumar mi voz, mi rabia, mis ganas de lucha. Me desperté ese jueves de huelga general, ese 29-M, ese día en el que el sol invitaba a pensar que hay luz ante un panorama tan nublado.
Me desperté con ganas de gritar que estoy confuso, que estoy perdido. Me desperté con ganas de llorar pues lo que debía hacer durante toda la vida no sé si me sirve ahora para algo. Me desperté celebrando un día importante. Me desperté siendo joven y huido de mis sueños. Me desperté y empecé a buscar por Internet noticias, fotos, vídeos. Me desperté con ganas de saber. Me desperté motivado. Me desperté triste. Me desperté solo. Me desperté un jueves en el que comenzaba el fin de una frase en mi libro de historia. Me desperté con ganas de empezar a escribir el nuevo párrafo de la historia deseando que la tinta del mapa comenzara a cambiar de color.
Me desperté sabiendo que lo que está pasando es injusto. Me desperté enérgico y furioso. Me desperté con ganas de gritar lo cansado que estaba de lo mal que se han hecho muchas cosas. Me desperté con ganas de gritar lo bien que se han hecho otras y lo poco que han sido escuchadas y valoradas. Me desperté con las manos agarrotadas. Me desperté confuso porque no entiendo a mucha gente. Me desperté queriendo cuestionar muchas cosas. Me desperté con miedo por el futuro de muchas personas a las que quiero.
Me desperté pensando en el daño que se estaba haciendo. Me desperté pensando cuántas cosas podrían ser de otro modo y no lo son. Me desperté queriendo mostrar lo mucho que se ha hecho durante años y lo poco que a veces lo hemos valorado. Me desperté queriendo hacer un guiño a la gente que no trabaja, a la que trabaja, a la que estudia y a la que no, a quienes he tenido a mi lado en asambleas, reuniones, manifestaciones, formaciones, talleres, encuentros, reuniones, celebraciones.
Me desperté triste y echando mucho de menos a muchas personas. Me desperté queriendo estar en las manifestaciones. Me desperté lejos de mi casa. Me desperté en otro país al que me he venido a trabajar.
Me desperté lejos de mi casa porque de donde yo vengo no se valora lo que tanto costó conseguir. Me desperté porque tenía que ir a una entrevista de trabajo porque de donde yo vengo cada vez hay menos posibilidades de futuro y más injusticias. Me desperté triste porque no sé cuándo podré volver a trabajar allí ni en qué condiciones.
Me desperté un jueves 29 de marzo, el día de la huelga general, pero la tuve que vivir lejos porque decidí irme. Me desperté engañado sin saber de qué me habían servido todos esos años de estudio. Me desperté emigrado. Me desperté indignado.
Miguel Marín Lizaso