Entrenamiento, de repetición. Parece el típico gol de cualquier entreno, toque tras toque, centro y cabezazo a la red. Pero no es así, Osasuna encadenó 16 pases antes de que Budimir remate a portería para marcar el único gol del encuentro. Desde atrás, al extremo izquierdo, y de la izquierda hasta el extremo contrario. Una jugada medida y generada a la perfección por los movimientos.
Todo inicia desde atrás con la conducción de Juan Cruz, el lateral combina con Moncayola y Aimar Oroz, y el de Arazuri termina cambiando de lado la posesión. Allí espera Boyomo el balón, que juega con su compatriota Rosier, devolviendo el esférico y esperando al espacio libre.
De esta forma, aparecen en escena los últimos dos jugadores en tocar el balón y culminar la jugada. Moi, más centrado, levanta la mirada y tras el inteligente movimiento hacia dentro de Víctor Muñoz, le filtra un balón al espacio generado para la carrera de Rosier. El francés, al primer toque y con gran sutileza logra conectar un peligrosísimo centro dentro del área pequeña para que el último protagonista termine el trabajo. Como no, Ante Budimir, no desaprovecharía la oportunidad y tras adelantarse a César Tarrega, marcaba el gol que daría a posteriori los primeros tres puntos de la temporada al conjunto rojillo en la Liga EA Sports. Una jugada culminada en 16 toques, y ejecutada a gran precisión que empieza a mostrar el efecto Lisci en El Sadar.