EL 25º aniversario de la fundación de la Universidad Pública de Navarra, NUP-UPNA, es una ocasión para conmemoraciones y autocomplacencias, para el análisis y corrección del camino andado.
La primera constatación que hay que hacer es la falta de completar la NUP-UPNA, siendo la carencia más evidente, entre otras, la tantas veces reclamada facultad de Medicina. Esta y otras carencias de la NUP-UPNA no son ajenas a las condiciones de su fundación, pero tampoco son explicables sin tener en cuenta responsabilidades más recientes.
La implantación de la universidad pública se llevó a efecto con un acuerdo previo medio implícito medio secreto, según el cual debía evitarse competencia para con la universidad privada. Este innoble acuerdo contrario a los intereses de las navarras y navarros ha sido la motivación que ha impulsado a las dos fuerzas políticas del Gobierno de Navarra a impedir o frenar la expansión de la NUP-UPNA.
La necesidad de la facultad de Medicina en la NUP-UPNA es esencial no solo para facilitar el acceso en términos económicos, sino también para hacer frente a las necesidades de profesionales de la sanidad, e incluso por coherencia con las demás enseñanzas sanitarias, y sobre todo en relación con la investigación libre y moderna en materia sanitaria.
Durante la última legislatura pasada este tema fue objeto de numerosos debates parlamentarios, llegándose a constituir una comisión parlamentaria específica al respecto presidida por el PSN, grupo aparentemente favorable a la implantación de dicha titulación. Sin embargo -paradójicamente- dicha comisión solo fue convocada para diluirse en un más amplio camino estratégicamente escogido para su total neutralización e ineficacia.
El ejemplo paradigmático de la facultad de Medicina es también síntoma de otras carencias, entre las que también tiene carácter originario el de la falta de una planificación completa de un bilingüismo opcional y libre. Navarra tiene dos lenguas oficiales y la oferta universitaria en ambas sería, sin duda, origen de modernidad, de eficiencia y de facilitación para otras lenguas comunitarias como el inglés y el francés o alemán, como demuestra el caso de los modelos en euskara. Los ejemplos de realidades como Finlandia, o el hecho comprobado de que la tercera lengua en las ikastolas tiene más fácil acceso que la segunda lengua en otros modelos monolingües o pseudobilingües.
La modernidad, el realismo incluso económico y social, no obligan a analizar tanto las carencias de origen como las sobrevenidas posteriormente.
Nekane Pérez, Patxi Zabaleta
Parlamentarios de Nafarroa Bai