En el lado oscuro del periodismo
ALGUNOS estudiantes de periodismo de los años 80 tenemos que confesar que no supimos de la existencia de Raimundo García Garcilaso hasta que no nos contaron que el premio al mejor expediente de la carrera se llamaba como él. Que el nombre no era ni el del poeta ni el del Inca Garcilaso, sino el seudónimo del director del Diario de Navarra entre 1912 y 1962. Con los años, las lecturas y las hemerotecas, aprendimos que, además de eso, fue codirector con Mola del golpe de estado franquista, admirador de Hitler e influyente personaje público del lado vencedor durante toda la dictadura. Ahora, cuando se cumplen 51 años de su muerte, el periodista Iván Giménez nos hace el regalo de volver sobre su biografía aprovechando una coincidencia que casi podría ser un argumento cinematográfico: en la misma tarde de octubre de 1962 en que falleció Garcilaso, y sólo unas pocas calles más allá, moría también el periodista José Agerre Gurbindo, director del diario La Voz de Navarra. Por el primero, luto oficial, funeral en la catedral y rutilantes biografías. Por Agerre -político, poeta y ensayista olvidado- un entierro semi-clandestino en Aoiz como final de una vida difícil y oscura en la Pamplona franquista. En ese funeral comienza el libro y se sumerge después en las trayectorias vitales de ambos: los dos nacidos a fines del XIX en familias humildes con raíces carlistas. Los dos, en 1931, a cada lado de la calle Zapatería, directores de los diarios más importantes de Navarra, los dos nacionalistas, uno español y otro vasco. El 19 de julio de 1936, Agerre apaleado y en los calabozos y La Voz de Navarra asaltada, y Garcilaso y el General Mola redactando mano a mano el bando de guerra en el despacho del director del periódico. A partir de entonces y durante los 50 años siguientes, Garcilaso no solo dirigió un periódico, sino que -antes político que periodista- influyó decisivamente en la política navarra y construyó el discurso conservador y navarrista que hoy manda en nuestros destinos.
Leyendo Agerre y Garcilaso. Dos periodistas, víctima y verdugo del golpismo navarro, que ha editado Pamiela, les aseguro que los de mi oficio podemos volver a oler aquellos comienzos de curso en los 80, cuando una tenía la certeza de que podía existir un periodismo de calidad, libre y honesto, que se acercara lo más posible a la verdad, como el de este libro.