Acabo de leer la forma en que surgió el embarazo y feliz parto, sin dolor ni fórceps pero con pacharán, con el que se formó vuestra sociedad, el Chanclazo 03, y me he llevado un alegrón de época. ¡Qué tiempos y qué recuerdos, con y gracias a vosotros! La gente del Chanclazo, que fue la primera (en grupo) que me acogió en Pamplona siendo un mocoso que acudía a aprender a darle a la tecla, y de paso a compartir bromas y risas (con diferencia, lo que más habéis cosechado), sobre todo en el Monas, que era como estar en casa gracias a Fernando Monasterio que era nuestro padre y sus camaretas, nuestros hermanos, allí al fondo dándole al mus o al tute con el Heraclio Fournier, al café y al pacharán, y escuchando vuestras batallitas e historietas con las que nos escojonábamos vivos. Nunca olvidaré la amabilidad y la forma sencilla de buena gente, que lo sois, con la que fui acogido de mirón y luego como de la tropa misma, con gestos que son fe de amistad y humanidad como aquel domingo medio nocturno cuando os faltó tiempo para acudir a la clínica de San Juan de Dios a dotarnos de unos bocatas en condiciones a Ramón, que se había roto el brazo en un partido y a mí, que me quedé a acompañarle y hacer noche. Y tampoco los partidos de balonmano entre el Baztan y vuestra banda, que fuimos los únicos que en la temporada que os pasamos por la piedra (lo que en el merecido reportaje de Idoia de Carlos habéis ocultado ladinamente, jodidos) y nosotros primeros y vosotros, segundos. Al final, quizás por el tirón cariñoso de Fernando Monasterio y familia observo que habéis recalado en el palacio de Goyeneche, que es como decir al valle de Baztan de dónde procedía el promotor del edificio, y hasta tenéis una web en construcción donde no veo fotos de la vieja sede que, ya que no llegué a conocer, me gustaría dejarais testimonio del habitáculo y sillón para el descanso del guerrero, con las agarraderas a ambos lados que asegurabais haber colocado. (Para hacer fuerza). Un abrazo y a por los cien.