"enseñar y aprender a vivir juntos, aprender a convivir, además de constituir una finalidad esencial de la educación, es uno de los principales retos para los sistemas educativos actuales. Se trata de un aprendizaje valioso en sí mismo e imprescindible para la consolidación de una sociedad democrática, solidaria, cohesionada, crítica y pacífica". Así comienza el decreto foral por el que se regula la convivencia en los centros educativos no universitarios en Navarra. Un DF cuyo contenido está en proceso de ser modificado, para, entre otros motivos, "adecuar su contenido a lo recogido en la LOMCE".
Paralelamente a este proceso de modificación de la norma de obligado cumplimiento hemos asistido a una -cuando menos penosa- exaltación de la convivencia en la escuela pública de Cintruénigo, en la que el alumnado se familiarizó no solo con personas armadas en el entorno escolar, sino que también pudo jugar con material antidisturbios, aparatos para medir la alcoholemia, lazos para atrapar animales, armas y chalecos antibalas, grilletes, etcétera. La prensa estatal recogió la noticia como: "La Guardia Civil da clases de represión a niños navarros". Las fotos que se han publicado, y difundido a través de la red, y el comentario general pasa por considerar el espectáculo como bochornoso. Impactante la imagen de un niño empuñando un fusil.
El debate no se ha querido centrar en la conveniencia, o no, de este tipo de actividades en la escuela, y se ha reducido a un posicionamiento a favor del cuerpo armado. En este contexto situamos el hecho de que la Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra haya rechazado este lunes, con los votos en contra de UPN, PSN y PPN, una declaración institucional apoyada por el resto en la que se reprobaba el acto protagonizado por miembros de la Guardia Civil con escolares en Cintruénigo, a quienes se dejó empuñar sus armas. El socialista Roberto Jiménez ha considerado la propuesta como una "manipulación" que suponía "sacar de contexto" la labor que realizan los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, labor que ha defendido. El señor Jiménez vuelve a ser presa de su lectura simplista, y nos atrevemos a dirigirle un par de preguntas tanto a su grupo como al resto: ¿realmente creen conveniente llevar a un centro educativo material antidisturbios y permitir que el alumnado se familiarice con las armas? ¿Son estas medidas adecuadas para fomentar la convivencia en la sociedad y entre el alumnado navarro?
Desde el posicionamiento antimilitarista de nuestro sindicato, podríamos entrar en el debate sobre la imagen, valor y objetivos de la Guardia Civil, pero preferimos centrarnos en los hechos protagonizados ese día, y en valorar si son acciones como estas las que ayudan a conseguir una educación integral del alumnado, inculcándole valores de solidaridad y la necesidad de convivencia promovida mediante acciones pacíficas en la que el diálogo es el protagonista en la resolución de conflictos. Las claves para una buena convivencia se crean en la infancia y en la adolescencia, y ésta se debe dar en todos los espacios de la sociedad, es decir, en casa, en la calle, y en el entorno educativo. Es incompatible con el fomento del miedo, con las armas, con la represión. El miedo es un mecanismo que nos atenaza y nos hace seres obedientes, sin voluntad ni control de nuestras acciones e impide una participación espontánea, creativa y natural, mientras aviva el servilismo, la adulación sin contenido y la sumisión.
Muchos centros educativos celebran el 30 de enero de cada año el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, una jornada educativa no gubernamental que se celebra coincidiendo con el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi. No podemos acabar sin recordar una cita del pacifista más conocido y reconocido: "El fin está en los medios como el árbol en la semilla". Esperemos que el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra sea capaz de comprender y aplicar este mensaje.
Los autores son miembros del sindicato STEE-EILAS