El anuncio del acuerdo entre el Gobierno central y el de Navarra en materia de Convenio Económico ha sido la noticia en este arranque de 2015 electoral. El ministro Montoro y la presidenta Barcina comparecieron para anunciar que Navarra no debe nada al Estado por el IVA de Volkswagen tras un arreglo que UPN califica como “histórico, justo, y coherente”.

Atrás quedan las sucesivas bofetadas judiciales a Navarra, Tribunal Constitucional mediante, y las contradicciones públicas de una y otra parte durante 2014. Con autocomplacencia enseñan que esto se consigue a través de los pactos “en los despachos”, añaden con sorna.

Pacto fue también el Acuerdo de la Comisión Coordinadora de mayo de 2012 sobre la misma cuestión y el Estado no tuvo ningún reparo en incumplirlo recurriendo al Tribunal Supremo la resolución de la Junta Arbitral. La reacción tardía del Gobierno foral llevó a Navarra hasta el cuestionamiento de su viabilidad económica. Más allá de la redacción del texto acordado, vamos con algunas claves jurídicas sobre la cuestión:

Aclaraba el señor Montoro que tanto Barcina como él se encontraron con el problema del IVA de VW, una cosa del pasado que ambos heredaron y que ellos han procedido a darle solución a través del adecuado marco legislativo, insistiendo, como en ocasiones anteriores, en que la responsabilidad de este contencioso era del Gobierno del PSOE.

Parecen olvidar que la dirigente navarra en su condición de miembro del Gobierno foral en los años 90 era perfectamente conocedora del cómo y el por qué de una determinada y heterodoxa forma de operar. Por lo que respecta al ministro, basta comprobar las fechas de la actuación inspectora sobre VW que se mencionan en la resolución de la Junta Arbitral para constatar su responsabilidad directa sobre el litigio.

Alaban que el acuerdo alcanzado es “técnicamente impecable”. “No habrá reclamación por parte del Estado ya que se evita el reconocimiento de esa deuda a través de un cambio legal. Será la ley la que dé sentido y certifique esta resolución”. Se refieren sin duda a esa enrevesada cláusula pensada para conflictos que “superen 300 millones de euros”. Puede que la razón de esta disposición sea mucho más sencilla de lo que parece. El ministro Montoro fue demasiado lejos en su reclamación judicial y ahora, para recular del proceso iniciado sin que nadie le cuestione, necesita de una disposición legal que lo ampare. Esta modificación del Convenio Económico le permite dejar sin efecto el acta de inspección a VAESA y vaciar así de contenido el recurso actualmente en suspenso en el Tribunal Supremo. Porque si se trata de evitar otros “conflictos similares”, cuyo acontecer no pasa de ser una hipótesis, bastaría con arbitrar la inspección conjunta de las dos Administraciones. Deberían ser más prudentes y humildes cuando un tema de tanta trascendencia ha estado a punto de írseles de las manos.

No obstante, el IVA de VW no debe eclipsar otra cuestión trascedente para el autogobierno: anuncian que la potestad normativa de Navarra para crear y regular nuevos impuestos va a quedar garantizada con un cambio mínimo en el precepto del Convenio que ya reconoce esta competencia.

Si así fuera, parece inadmisible que el Gobierno de Navarra no exija su aplicación inmediata en el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica, tributo sobre el que el Parlamento de Navarra ya manifestó su voluntad de que hubiera una exención para los pequeños productores a través de la Ley Foral que posteriormente anuló el Tribunal Constitucional. Es incoherente que el Gobierno de Navarra haya aceptado que este impuesto se regule por la misma normativa que la del Estado y que la exención prevista en la ley navarra anulada se sustituya por una deducción en el IRPF o en el IS. Esto supone una grave dejación de la potestad tributaria de Navarra, con el agravante de que su coste para las arcas forales es doble si tenemos en cuenta que la recaudación de ese impuesto se entrega al Estado para financiar el déficit de tarifa mientras que Navarra recaudará menos en IRPF y en IS.

Acababan la rueda de prensa resaltando que “ahora” lo importante es la estabilidad presupuestaria y consolidar las cuentas públicas, contexto en el que Barcina anuncia la solicitud del Fondo de Liquidez Autonómica para la Comunidad Foral. Cuando se tiene tanta necesidad de recalcar que no se ha acudido antes al FLA porque siempre “hemos encontrado dinero en el mercado”, pero que “no lo vamos a encontrar más barato”, es irremediable pensar que tras el ahorro económico se encubren otros motivos. Por lo pronto que Navarra acuda al Fondo simboliza un cambio con un profundo calado político pues, por un lado, con ello nos equiparamos de alguna forma a las autonomías “de régimen común” y, por otro, quien nos va a prestar el dinero no es una entidad financiera sino la Administración del Estado, el mismo interlocutor con el que nos vamos a ver en la negociación del Convenio Económico que, no se olvide, es el instrumento que nos dota de un régimen fiscal propio y nos debe permitir la suficiencia financiera.

Tras muchos años con esta amenaza soterrada, llegamos al final del problema del IVA de Volkswagen. Nos alegramos del éxito de la negociación por lo que supone de beneficio para Navarra. A buen seguro que muchos ex altos cargos de UPN han respirado con alivio al ver cerrado este lóbrego capítulo. Que haya sido en estas fechas preelectorales no ha sorprendido a nadie. Lo que nos queda por conocer es la factura de estos acuerdos. Por lo pronto hemos empezado a pagar con las cesiones en la potestad normativa, en los flujos financieros del Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica y el Impuesto de Hidrocarburos y en la solicitud del FLA. Veremos si no hay otras sorpresas cuando haya que negociar el año base del quinquenio 2015-2020 y afrontar una solución adecuada de los flujos financieros de la imposición indirecta. Lo hemos advertido desde Geroa Bai en todo este proceso, y no era una boutade: con el Convenio no se juega, y todavía menos se juega así de mal.

Queda sin duda incertidumbre a futuro en el tema del IVA de VW, pero es cierto, y nos alegramos, que el negro nubarrón que teníamos encima se ha despejado. Ahora bien, en este ejercicio de filibusterismo al que nos ha tenido acostumbrados el Gobierno de UPN en los últimos años y que ahora se pretende arreglar deprisa y corriendo, ¿no estaremos asegurando el huevo a costa del fuero?

La autora es diputada por Geroa Bai