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Política en diferido

hay que admitir que la ocurrencia aquella de Cospedal -la secretaria general del PP y expresidenta de Castilla La Mancha ahora caída en desgracia en Génova- de hacer política en diferido no fue chapuza de un día. Al contrario, desde que justificara los pagos del PP a un Bárcenas ya fuera del PP como el abono de la indemnización por despido en diferido, la práctica esta se ha hecho habitual. La toma de decisiones aplazadas en el tiempo ha dado mucho juego. Roberto Jiménez anunció su decisión de abandonar la secretaría general del PSN tras el ridículo del marzazo de 2014 -Ferraz desautorizó su intento de adelantar las elecciones forales-, pero lo hizo efectivo en diferido unos cuantos meses después. Entretanto, ejerció de secretario general dimitido. Ahora, UPN designa portavoz de su grupo parlamentario a Javier Esparza también en diferido. Es designado portavoz ahora, pero no será portavoz hasta octubre. Se supone que para no interferir y dar ventaja a Esparza en su pugna con Amelia Salanueva por la presidencia del partido que se decide el 27 de septiembre. UPN, que más de tres meses después de las elecciones era el único grupo sin portavoz por sus diferencias internas, tiene portavoz sin portavocía. La imposible cuadratura del círculo. Pero, ya sabe, la política es el arte de lo imposible más que de lo posible.