en el mes de julio de 2017 se renovó el Patronato de la Fundación Bancaria Caja Navarra. Durante estos meses, han sido muchas las personas que nos han preguntado qué es realmente esta institución que durante cuatro años vamos a dirigir, y hemos podido comprobar de primera mano el desconocimiento que hay en la sociedad navarra sobre la misma.

Por ello, mediante este escrito, queremos presentar ante la ciudadanía una serie de datos e informaciones que puedan facilitar el conocimiento de la Fundación Bancaria Caja Navarra.

Como resumen, podemos decir que la Fundación es la “heredera” de lo que ha quedado de Caja Navarra. Veamos cuál ha sido el proceso.

En el año 2000 se produjo la fusión de la Caja de Ahorros de Navarra (fundada en 1921) y la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona (fundada en 1872). La entidad resultante de esta fusión, Caja Navarra, se integró en el año 2011 en un banco de nueva creación, Banca Cívica, junto con las cajas de Burgos, Canarias y Cajasol. El valor que en el momento de esta integración se asignó al patrimonio que componía el negocio financiero de Caja Navarra, lo percibió lo que hoy es Fundación Bancaria Caja Navarra en acciones de Banca Cívica.

El proyecto de Banca Cívica no tuvo el resultado esperado y la solución fue, un año después, en 2012, su absorción por Caixabank y la definitiva desaparición de Caja Navarra como entidad de crédito. Tras esta fusión, las acciones de la extinguida Banca Cívica que poseía Fundación Bancaria Caja Navarra fueron canjeadas por acciones de Caixabank. Se recibieron aproximadamente 50 millones de acciones de Caixabank.

No es materia de este escrito analizar estos hechos, sino solo relatarlos.

Las cajas de ahorros no han tenido nunca accionistas y por lo tanto jamás han repartido dividendos. Por ley, parte de sus beneficios, los debían destinar a sus obras sociales. Estas obras sociales constituían una parte diferenciada del negocio bancario. Como consecuencia de la citada integración en Banca Cívica y la posterior absorción de ésta por Caixabank, Caja Navarra traspasó el negocio propiamente bancario, pero no la parte de las obras sociales. Así que la Fundación también ha heredado, -o mejor dicho, ha mantenido- esta parte.

Son conocidas las actuaciones que, con fondos destinados a obra social, las cajas navarras desarrollaron en las colonias de Hondarribia y Zudaire, los clubes de jubilados, el Centro de Educación Especial Isterria y, más recientemente, el centro sociocultural Civican. Gran repercusión tuvieron las ya desaparecidas salas de exposiciones de las calles García Castañón (de la Caja Municipal) y Castillo de Maya (de Caja Navarra), e incluso hubo una en Madrid, en la calle Juan Bravo. Igualmente conviene recordar, por su importancia, la concesión de ayudas a proyectos sociales, culturales, educativos, de sostenibilidad medioambiental y deportivos, vía de actuación que se mantiene en la actualidad.

Así que la Fundación es la sucesora de estas históricas obras sociales de las antiguas cajas navarras, más el valor que se le asignó al negocio financiero de Caja Navarra; los ya citados 50 millones de acciones de Caixabank.

Por ello, no hay que confundir la obra social que realiza la Fundación Caja Navarra con la que desarrolla La Caixa, que destina parte de sus fondos a actividades en Navarra, ya que tras la adquisición del negocio financiero de Caja Navarra se convirtió en una de las entidades bancarias con más actividad en la Comunidad Foral. Es pues conveniente remarcar también que la Fundación no tiene ninguna dependencia de La Caixa, sino que, de hecho, es la propietaria de aproximadamente un uno por ciento de las acciones de su banco, Caixabank.

La Fundación tiene como finalidad el progreso social, económico y cultural de Navarra. Su máximo órgano de gobierno es el Patronato, que está compuesto por nueve miembros. Cinco son nombrados por el Gobierno de Navarra; tres por el Parlamento; y el noveno por el Ayuntamiento de Pamplona. El primer Patronato ejerció su mandato durante el periodo 2013-2017, aunque funcionó de manera incompleta y provisional gran parte del mismo, ya que el Parlamento no nombró a los tres miembros que le corresponden hasta el mes de junio de 2016.

Su labor ha sido de organización y asentamiento de la Fundación. Una tarea complicada por varios motivos: era una Fundación nueva (aunque contase a su favor con una importante herencia), su Patronato no estaba completo y, durante un año, tuvo que trabajar sin director general. Además, en este periodo, ha visto disminuir hasta en un 40 por ciento el dividendo que se percibe por las acciones de Caixabank, que constituye el principal recurso financiero y sobre el que la Fundación no tiene ninguna capacidad de decisión. Desde estas líneas vaya nuestro reconocimiento al trabajo y dedicación de quienes afrontaron las dificultades de la puesta en marcha a lo largo de esos años.

En este segundo mandato, todos los nombramientos se han hecho en plazo, de forma que los nueve miembros que componemos el Patronato tomamos posesión del cargo el día 19 de julio de 2017.

Ahora nos corresponde actuar en una nueva etapa. Consideramos que la sociedad ha cambiado, y mucho, y que Navarra ya no se parece en nada a aquella Navarra rural de los años de constitución de las cajas. Por ello, asumimos que nuestro papel esencial consistirá en definir qué es obra social en la Navarra del siglo XXI. Esperamos que cuando pasen los cuatro años del mandato, podamos decir que acertamos en las decisiones adoptadas y que contribuimos a lograr una comunidad más cohesionada por haber centrado nuestros esfuerzos en las personas que más lo necesitaban. Firman este artículo: Patronato de Fundación Caja Navarra (Javier Miranda Erro, Iosu Ardaiz Loyola, Cristina Bayona Sáez, Fernando de la Hucha Celador, Alberto Lafuente Jiménez, Jesús Muruzabal Lerga, Caminó Oslé Guerendiain, Cristina del Río Solano y José Vicente Urabayen Azpilikueta)