Lo primero que he de hacer es declararme fan de Operación Triunfo. Noche de lunes tras noche de lunes disfruto de las galas que se celebran. Día tras día disfruto viendo el directo 24 horas que se emite en YouTube, y disfruto no solamente porque me encante la música y disfrute de un buen concurso musical, sino porque disfruto de la diversidad que rezuma el programa.
A la televisión pública le hacía falta algo así. Desde que gobierna el PP, la neutralidad de TVE y su falta de diversidad han sido noticia casi día tras día. Semillas que florecieron en datos de audiencia que rozaban la vergüenza para la cadena que pagamos todas las personas contribuyentes. Unos datos de audiencia que fueron bien merecidos por la actitud y el mal camino que ha llevado la televisión pública.
Y le hacía falta Operación Triunfo. Le hacía mucha falta, porque Operación Triunfo no sólo es un concurso musical, es el fiel reflejo de una juventud concienciada, abierta y diversa. Lo hemos visto, en pleno prime time, cuando Marina y su novio trans se besaron. Lo vimos cuando, al final de su actuación, también en prime time, Agoney y Raoul se besaron. Lo vimos cuando en el directo de YouTube, que ha llegado a congregar a 50.000 personas a la vez, Alfred hizo su alegato a favor de las personas refugiadas, o cuando, en más de una ocasión, las propias concursantes y algún que otro concursante han corregido, con paciencia y compresión, comentarios machistas, y han hecho ver a quien los profería que estaban en un error con total naturalidad y pragmatismo.
Y hemos visto cómo Nerea hablaba del acoso escolar que ha sufrido o cómo el resto de concursantes hablan con total normalidad y de forma abierta de modelos de relación no tradicionales.
Y esto no sólo le hacía falta a la televisión pública, le hacía falta a toda la generación, sobre todo de personas jóvenes, que cada día les siguen, les ven, les escuchan y les disfrutan. Hacía falta para visibilizar todas las desigualdades que aún tenemos la desgracia de vivir. Para visibilizar que la juventud viene abierta, diversa y con ganas de crear una sociedad mucho más inclusiva y respetuosa con las diferencias.
Operación Triunfo empodera. Empodera a todas aquellas personas LGTBI+ que no se atreven a hablar por el miedo a las consecuencias de ser quienes son y que ven cómo en un programa de máxima audiencia sus realidades existen. Empodera por todas aquellas mujeres que sufren acoso, de una forma y otra, y ven cómo en un programa de éxito se pelea por la igualdad. Empodera a todas aquellas personas jóvenes que empiezan a ser sensibles a temas que antes no conocían y que descubren gracias al programa de TVE (como el drama de las personas refugiadas).
Esta es mi televisión pública. Este es el país que yo quiero. Esta es la sociedad por la que peleo. Abierta, respetuosa, abanderada de la libertad y la igualdad y comprometida con cualquier lucha justa que avance y haga al Estado progresar en derechos y libertades.
El autor es secretario de Organización de las Juventudes Socialistas de Navarra