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Homosexualidad

al señor don Luis Argüello y al obispo de Navarra. Los alarmantes casos de abusos en la Iglesia demuestran que muchos de los eclesiásticos no viven en castidad, y sienten el celibato una carga que no la soportan teniendo prácticas sexuales. Desde los mismos abusos, que demuestran mentes depravadas, como de prácticas homosexuales o heterosexuales. Es una verdadera esquizofrenia el sentir cómo deben vivir ellos hoy, como viven realmente, y como tratamos de vivir los creyentes. Por otro lado, no entiendo por qué la Iglesia navarra no se define abiertamente sobre homosexualidad. El Papa Francisco nos acoge, pero no se concretan sus formas. En Pamplona, sacerdotes no me permiten acercarme a los sacramentos. Me dicen porque vivo con un hombre y “hago el amor”. No se olviden que hago lo que me dice mi conciencia y se manifiesta en mi forma de vivir. Pero acoger al homosexual en la Iglesia e inducirlo a que no tenga relaciones sexuales para recibir los sacramentos, es discriminarlo. Así me siento.

Tampoco entiendo por qué se excluye del sacerdocio al varón con condición homosexual. Así es y lo expresó usted Luis Argüello, diciendo que quiere una Iglesia con hombres sacerdotes machos, a quienes les gusten las mujeres. Como si el no gay no fuera abusador o el gay no fuera macho. Esto es exclusión. (¿Y la mujer?). La razón a estas declaraciones es que usted nos pueda sentir como desequilibrados, o abusadores, asociando homosexual a abuso. Estos pueden ser motivos de por qué el colectivo LGTBI+ está lejos de la Iglesia: porque la palabra salir del armario denota aceptación y autenticidad. Ya no hay secreto, somos orgullosos de cómo vivimos. Por tanto, “si todo tu ser disfruta de la luz, estarás completamente iluminado”. (Lc. 11, 33-36). Así, lo que hace que un eclesiástico sea abusador, es ese secreto que lo protege, no su condición. El secreto de los abusos y la homosexualidad está en el silencio. El silencio cómplice de no aceptar al homosexual desde sus actos. Del silencio, al abuso y a su ocultación, por el miedo a ser excluido en la Iglesia. De aquí que no se haya hecho nada al respecto durante años. Campo libre al abusador. Se silencia y se impone ese silencio desde arriba. Creo que un sacerdote en Navarra no debería ser discriminado por su inclinación sexual. Si se habla de castidad es para todos. Se debería impulsar a sacerdotes que no puedan o quieran vivir castos, que dejen el sacerdocio. Y tampoco discriminar al varón homosexual. Por favor no permitan que abusen más desde su poder. Creo que falta claridad, más autenticidad y ejemplo. Como se vive desde arriba se trasmite a los de abajo.

El autor es funcionario del Gobierno de Navarra y católico practicante