las fuertes lluvias de las últimas horas han provocado importantes inundaciones y daños materiales en Navarra, en numerosas zonas de Pamplona y Comarca y en los pueblos del Pirineo, especialmente en el Roncal, donde se han vivido crecidas históricas de los ríos. Por suerte no se tienen que lamentar daños personales, como sí ocurrió en las inundaciones de Tafalla del pasado verano, cuando un joven falleció al ser arrastrado en su coche por el agua. En los últimos años es habitual que cuando un episodio climatológico extremo, sean lluvias, vientos o nevadas, provoca problemas en la circulación, accidentes, cortes de luz y cortes de carreteras que alteran la vida diaria de miles de personas, se busquen responsabilidades y la política entra en el debate para tratar de encontrar responsables más allá de su gestión cuando algo no sale como debería. En el caso de las inundaciones de ayer, es cierto que durante el jueves llovió e incluso nevó algo por encima de lo previsto, pero todos los indicadores apuntaban ya a los problemas que se registraron ayer por la mañana y en cualquier caso, esa previsión a la baja no justifica que el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, en su visita a las zonas afectadas de Rochapea, en lugar de asumir la parte que le toca, se escude en que "las previsiones eran menores de lo que ha ocurrido" refiriéndose a los datos que por la noche manejaba Policía Municipal y que quedaron desfasados por la realidad de la mañana siguiente. Ciertamente desde Policía Municipal se cumplió con el protocolo de aviso para que se retiraran todos los vehículos de la zonas inundables de la capital y se cerraron a tiempo las vías que podían causar problemas serios, lo que no evitó largos atascos en horas puntas y numerosas salidas de agua en zonas poco habituales. "Habrá que pedir explicaciones a quien hace las previsiones para que nos expliquen los porqués de este caudal que es mayor al previsto", aseguró el alcalde. Precisamente quienes hacen las previsiones reconocieron que en esta ocasión fueron bastante acertadas, pero que el agua acumulada en el último mes y el hecho de que las precipitaciones se incrementaran por la noche dificultó la gestión de los ríos. Inundaciones graves sí, que por otra parte se están produciendo ya en repetidas ocasiones en las últimas décadas, quizás como una consecuencia más del cambio climático. Es hacia ese problema hacia donde deberían mirar los políticos para tratar de detenerlo, poniendo los medios para paliar las consecuencias de la climatología cuando ésta no es previsible ni controlable.